El estudio de diseño multidisciplinario liderado por Mariano
Sigal y Loly Carnero no deja de sorprender. Su instalación en el
Palacio Municipal de San Nicolás de los Arroyos fascina a niños
y grandes por igual. Tal como lo había hecho el espacio para las
infancias en la Usina del Arte. Su background publicitario y de
producción les dio la cintura para ir colándose en otros mundos
y las herramientas para llevar talento y dirección de arte a
todos sus proyectos. Un portfolio donde el espacio, el mundo
audiovisual, el diseño gráfico y la publicidad se entremezclan con
una narrativa lúdica y de magia artesanal. Con ellos conversamos
para ver cómo se hace.
El fin de semana manejé 200 kilómetros porque necesitaba ver y tocar la instalación
que montaron en el Palacio Municipal de San Nicolás. Ahora necesito saber todo el
detrás de escena. ¿Cómo surge y cómo se gestiona algo así?
Mariano: Hay algo por detrás que viene de iUpiiiii. Nuestros intereses se empezaron a volcar
hacia las infancias. Fue como un encadenado. Primero hicimos una instalación muy lúdica
para Nike, para el lanzamiento de unas zapatillas, y ahí se nos abrió un universo con el juego, lo
espacial, intereses de dirección de arte, de escenografía y empezamos a meternos, a escarbar.
La primera oportunidad en serio orientada hacia las infancias fue iUpiiiii.
Eso fue en la Usina del Arte...
Mariano: Sí, ahí se abrió un universo y empezamos a tirar de ese piolín e investigar sobre
infancias, a leer, ver videos, juntarnos con psicopedagogos, etc., nos metimos a fondo.
Generalmente a los espacios para las infancias se los menosprecia.
Claro, o se suben a la vida del adulto o los materiales son tristísimos, basados en que
con una caja se entretienen. Gran desafío, ¿no? El mundo infantil tiende a colores
primarios, a la goma eva...
Mariano: La propuesta de calidad es algo bastante actual, algo que no sucedía mucho. Esa fue
una oportunidad. Usar materiales cálidos, nobles, trabajar una paleta de colores con sentido.
Muchas veces los espacios para infancias se recortan mucho por una forma muy estructurada.
Se les entra netamente desde la arquitectura o netamente por la ciencia, como el espacio de
"exploramos los sonidos", la sala de "exploramos los colores"; y algo muy característico de
nuestro laburo y lo llevamos al espacio es borrar un poco esos límites. En iUpiiiii hay un
espacio de sonidos pero es parte de una narrativa, son los animales de ese paisaje. Los colores
se trabajan desde la pirámide central donde las luces van cambiando y hace que cambien los
ritmos, los tiempos.
Fue mucha exploración para que los contenidos estén pero con un sentido poético, así lo
llamamos nosotros, se arma un cuentito ahí adentro. Boooooing también tiene un poco eso
y la idea es seguir explorando, investigando y profundizando. ¿Cómo hacemos para sacarle
ese bagaje horrible que tiene la goma eva? ¿Cómo desarmar eso? Todo el tiempo la charla
interna era escapar de ahí.
Loly: Sobre todo porque los proveedores también vienen de hacer eso. Hay que correrlos de
ese lugar y ponerlos a hacer cosas que no saben hacer y a las que no están acostumbrados.
Cosas que son más difíciles, que llevan más tiempo, más plata y más esfuerzo. Nos volvimos
insoportables. Igual, superbien los proveedores, hubo buena predisposición, pero hubo que
correrlos de su zona de confort.
Nike les abrió la cabeza. Pero por un lado están las ganas y por otro, concretarlas.
¿Cómo llegan a la Usina y al Palacio Municipal?
Mariano: Lo de San Nicolás viene vinculado a la Usina. Ellos vieron lo de la Usina, hablaron con
Vivi Cantoni (Subsecretaria de Gestión Cultural GCBA) y nos llamaron para armar un espacio
para infancias pero con otras características porque era para exterior. Cada uno de estos
proyectos están concebidos muy para esos espacios. Vos lo viste en San Nicolás; la pileta era
como una fuente que había en el espacio que incorporamos y transformamos. Si nos llaman
y nos piden uno, no es algo que podamos mandar prefabricado, no es un castillo inflable.
Hubo que repensar la propuesta para San Nicolás ya con sus características particulares y
qué materiales soportaba. El inflable siempre estuvo dando vueltas en nuestro universo,
tenía que darse el momento. Lo que nos pasa con un montón de materiales que utilizamos
es que hay temas de seguridad que tiene que ver con los niños y las niñas y su protección.
Intentamos desarticular los típicos "canelones" de los inflables, trabajamos sobre la idea de
paisaje, diferentes terrenos, diferentes relieves. Está todo integrado pero cada sector tiene su
propuesta: la del equilibrio con los camalotes, por ejemplo. Se trata de estar abiertos a lo que
te invitan los materiales, tomar todos los recaudos de protección sin pasarse de cuidados
para que no se vuelva aburrida la propuesta. Los juegos se van rediseñando a medida que
los vamos planteando. En la previa hay mucha prueba y error. Son procesos hermosos y muy
disfrutables para nosotros más allá del estrés.
Loly: Llegar a lo que queríamos fue un desafío. Después te das cuenta de que hay cosas que
funcionan distintas de como uno las imaginó.
User experience, que le dicen...
Loly: ¡Exacto! Y está buenísimo. Hay una parte que es como vegetación, unas flores pensadas
para que los chicos metieran pelotitas, ¡y terminaron siendo casitas porque eran los chicos
los que se metían! Fue espectacular ver cómo los chicos les van dando sentido a las cosas.
Uno entrega, les da material y pasan cosas hermosas.
Mariano: De hecho, hay facilitadores en el espacio. Al principio se re metían y nosotros
les pedíamos que no les digan a los chicos "pasá por acá, hace esto", era importante que lo
descubrieran y lo hicieran propio. ¡Los chicos saben jugar!
Loly: Con los adultos es difícil porque enseguida quieren darles una actividad para hacer,
poner orden, reglas y tuvimos que desarmar ese impulso. En la Usina también había pasado
y aún más porque eran bebés.
Entiendo entonces que para los de la municipalidad fue más fácil confiar en ustedes
porque habían visto lo de la Usina, pero volvamos más atrás. Cuéntenme cómo fue lo
de la Usina. ¿Tocaron una puerta y dijeron "tenemos esto"?
Loly: Nos llamaron por un conocido que trabajaba con Vivi, que había visto lo de Nike y
confiaron. No teníamos mucho más que eso y nuestra mirada y estética lúdica.
Mariano: Nos re mega copamos, cerramos el estudio un tiempo para dedicarnos exclusivamente
a eso y armamos una propuesta con referencias de todo. Investigamos, sumamos asesores
pedagógicos. Les gustó mucho y confiaron.
Loly: La Usina fue muy disruptiva como propuesta respecto a lo que hay para bebés. El mundo
de 0 a 3 no existía. Está la plaza blanda y dejá de contar
¿Y ese amor por el craft de dónde sienten que viene?
Loly: Desde siempre estuvo esto de alejarnos de la compu y hacer cosas más manuales.
Mariano: Lo camaleónico tiene que ver un poco con eso. Ver cómo lidiar con cada uno de los
espacios, las historias, las industrias. No es lo mismo un proyecto cultural que una publicidad.
Cuando laburamos en publicidad, que tiene muchos vicios, muchas contradicciones, ritmo
frenético, etc., tenemos todas las reuniones, seguimos el protocolo y todo pero cuando
cortamos el Zoom tratamos de volver a la burbuja y nos concentramos en el craft.
Loly: Le pusimos Cinco porque queríamos meterles mano a las cosas, hacerlas nosotros y era
un momento muy digital, muy 3D. Para poner Cinco nos tomamos un año sabático durante el
cual dejamos de trabajar los dos y nos pusimos a hacer proyectos para nosotros, para buscar
nuestra identidad. Fue espectacular. En ese momento o eras productor audiovisual o eras un
estudio de diseño gráfico. Nadie entendía qué carajo hacíamos. Ahora está más permitido
pero antes necesitaban encasillarte. Nosotros ponemos la dirección de arte donde haya que
ponerla.
¿Qué cinco proyectos sienten que muestran lo que Cinco es capaz de hacer?
Mariano: Para empezar, seguro los más recientes de iUpiiiii y Boooooin. Más en lo audiovisual,
la gente se copa mucho con Le Gató de Arlistán, que me parece un lindo conector entre
nuestros laburos porque todos los límites están medio diluidos. Hay algo de investigación en
cada proyecto. En Le Gató, si bien trabajamos con una maqueta, el código era muy real y no
necesariamente infantil.
Ascap en su momento fue importante porque es una maqueta con una técnica muy particular
y tiene algo muy poético desde lo narrativo. De una forma muy sencilla logramos una pieza
que ganó un oro en One Show, es decir que desde la maquinaria marketinera también puede
salir algo chiquito y cuidado, no hace falta que todo sea una superproducción.
Por citar uno más nuevo, Nutrilon, también de la industria publicitaria. Estuvo bueno porque
tiene algo muy presente en nosotros que es lograr un lenguaje que cuente algo y con diferentes
técnicas y ahí desplegamos muchas técnicas y escalas, todo integrado para lograr contar una
historia.
Loly: ¿Y el de las manos? Yo le tengo mucho amor, es de lo primero que hicimos y fue cuando
encontramos la manera en que queríamos trabajar. Juntamos veinte amigos, hicimos la pared,
le pusimos mucho el cuerpo. Siento que a partir de ahí encontramos un poco para dónde ir.
Hoy lo veo y lo adoro.
Mariano: Sí, tiene algo que hoy se resignifica como una parábola a este momento, de un
lenguaje infantil, teatral. El teatro también nos atraviesa; yo hice mucho teatro, teatro de
objetos, y está presente en lo espacial, lo narrativo, lo escenográfico.
El último podría ser Casas, que era una instalación, muy influenciado yo por este posgrado
en teatro de objetos que estaba haciendo. Se trataba de una serie de autómatas.
¿Es lo que estuvo en la Bienal?
Mariano: Sí. Ese fue un proyecto especial. Un premio. Lo de especial era porque en la Bienal
de Arte Joven ¡yo ya no era joven! Tenía la misión de ser una intervención urbana, en la vía
pública; generalmente cuando se habla en urbano se piensa en lo espectacular y acá fuimos
a algo por el contrario muy chiquito que había que encontrar. Era algo medio mágico perdido
en la calle. Diseñar los personajes fue un proceso muy hermoso. No tiene una lectura cerrada.
Hay muchas interpretaciones pero hay algo de sintetizar en una imagen, una persona que
carga su casa, su vida; uno atrás del otro como una procesión..., estuvo buenísimo. Y si bien
trabajamos con realizadores, mecanismos, nosotros no somos mecánicos, entonces hubo
todo un proceso de investigación para ver cómo lograr que la escultura caminara. ¡Conseguir
el dorado! Terminás dando con proveedores por la tangente. ¡Terminó dándole el baño de
dorado el que pinta las llantas en Warnes!
Una de las crisis que tienen las agencias en este momento es que se les complica
conseguir talento y retenerlo. ¿Lo viven ustedes un poquito también o están en un
lugar donde el desafío es solo encontrar al proveedor?
Mariano: Lo vivimos desde el lugar de ver que eso sucede en las agencias. Me parece que
empezaron a haber muchas industrias más sexies, que tientan. Desde los videojuegos, el
cine, las series..., todas explotaron. La publicidad antes tenía algo más atractivo desde los
presupuestos, el despliegue, la creatividad muy novedosa; ahora pasa por un montón de
lugares.
Loly: Antes ser publicitario era lo más loco, lo más canchero. Ahora hay tantas cosas
autogestionables que los pibes salen y buscan lo que quieren hacer. Antes necesitabas entrar
en una empresa o en una agencia.
Mariano: La fuga de talento también es eso. No hay algo de tomárselo como algo personal
con la publicidad. Se abrió una dimensión muy amplia de oportunidades. Nosotros lidiamos
con los proveedores que también se fugaron o con el caos de la agencia; eso también se
siente. Llegan guiones que no están cerrados, que falta articular, y nosotros aprovechamos
para hacer una propuesta y resolver.
Loly: Y me parece que la diversidad de nuestro trabajo hace que picoteemos en diferentes
mundos y lugares. Así nuestro trabajo respira también. Los grupos se arman y se rearman.
Mariano: Hay una crisis pero también está bueno repensar qué es la publicidad hoy. Dónde
está la gente, qué mira, cuáles son los canales. ¿El cliente haciendo un packaging increíble es
más efectivo que la publicidad?
Loly: Me parece que se abrió mucho y todo el mundo hace publicidad de alguna manera.
Hoy un instagramer tal vez te llega mucho más. Es gracioso cuando dicen "este comercial no
es para tele así que el presupuesto es bajo". ¿¡Quién mira tele!?
¿Están complicados los presupuestos?
Mariano: Yo creo que sí. Hay un encadenado: están complicados los presupuestos, hay
inflación, entonces vas a cobrar algo a tres meses y se arma una bicicleta.
Loly: Y por ahí nos ponen a competir con gente que hace cosas en la casa y la verdad es que
no es lo mismo. Hay que hacerles entender que craft no significa que esté hecho con dos
mangos. Es el mismo pensamiento de que si es para digital puede ser berreta...
Con el desarrollo de la identidad visual de Pakapaka obtuvieron el Sello de Buen
Diseño. ¿Qué significa para ustedes?
Mariano: Por un lado habla de los múltiples lenguajes que habla el estudio. Se traduce en
distintos resultados pero tiene una coherencia con todo lo que venimos hablando: la imagen
se desprende de generar juegos visuales. Son cosas que caen como si fuese un flipper. Desde lo
formal es algo que se da en muchos de nuestros proyectos: trabajar con formas puras, despojar.
Y desde otro lado, tiene algo bueno: resignificar lo nacional. Tenemos mucho bagaje histórico
y parece que lo nacional es el peronismo, el choripán... y no, lo nacional tiene un montón
de aspectos y así la imagen está llena de guiños. Trabajamos sobre recorridos y circuitos
mecánicos pero producidos con animación. El Sello de Buen Diseño es un reconocimiento
espectacular.
Loly: Con esto mismo nos pasa que decíamos antes: no porque sea para chicos tiene que ser
menos. Un canal público, con todo el bagaje que tiene, puede estar buenísimo, no tiene que
sonar berreta. Fueron distintas etapas. Ya vamos por la tercera y le fuimos sumando cosas.
Necesito saber qué pasó con Mick Mouth.
Mariano: ¡Jajajajajaa! ¡Polémica! ¡Qué loco que traigas eso! Habían convocado a artistas,
animadores, estudios, etc., para una conmemoración de los cincuenta años del logo de los
Rolling Stones, y cada uno lo podía intervenir o hacer lo que quisiera. De hecho, hicimos una
página llena de gifs, un delirio. Lo que sí quedó como más icónico fue el Mick Mouth con el
que hicimos remeras y las repartimos. De esto, ya pasaron diez o doce años y, el año pasado,
el gallego Diego Alonso, que había trabajado con nosotros y ahora está en España, nos dice:
"¡Miren esto!" y empezamos a escarbar y las encontramos en AliExpress. Obviamente tenía
cero copyright y no sé si nosotros podíamos apropiarnos tampoco, porque era el logo de los
Rolling y Mickey... ¡Pero de repente empezamos a ver catarata de gente modelando remeras
y buzos!
Hablando de Sello de Buen Diseño, me acuerdo de un trabajo de Fiat que hicieron
para Leo Burnett y me gustaría saber si en ese caso les dieron un brief o les dijeron:
"Chicos, hagan lo suyo".
Mariano: Había un brief implícito que consistía en que teníamos mucha libertad para laburar.
Resulta que el gerente de Fiat de ese momento había soñado que el nuevo logo se presentaba
tipo MTV. Fue muy divertido darle a cada separador un estilo distinto, una técnica distinta.
Para nosotros fue una especie de desembarco, fundir lo que habíamos laburado puertas para
adentro, con la agencia.
Loly: Fue uno de los primeros trabajos con cliente. Cada pieza tenía su complejidad. En una
saltaban en cama elástica, otra tenía unos tubos, siempre todo al borde de la muerte...
Mariano: Somos bastante hinchas a la hora de presentar. Queremos que se entiendan las
propuestas, que se visualicen.
¿Qué proyectos los tienen entusiasmados?
Loly: No podemos adelantar mucho pero sigue por el lado de las infancias y espacios públicos
al aire libre. Más desafíos.
Mariano: Veníamos de instalaciones con facilitadores; algo como una plaza, es otra lógica a
nivel resistencia, juegos, materiales.
Loly: Otro de los proyectos posibles es una serie para niños. Ahí estamos bastante avanzados.
Son otros procesos, otros tiempos, otros presupuestos. Vamos aprendiendo de otras cosas.
Mariano: Cuando laburamos en publicidad, muchas veces funcionamos como productora...
Son tiempos mucho más rápidos. Ahí tenés que cambiar la cabeza porque con la serie quizás
estás seis meses guionando.
¡Nos faltó hablar de Why!
Mariano: Ahí de vuelta lo lúdico, lo narrativo y lo teatral. Pensamos la historia que cuenta ese
póster en viñetas e hicimos los personajes. La excusa era hacer un catálogo para la tipografía
y dijimos "hagamos una historia", porque si no, nos daba fiaca. Hay proyectos que tienen que
ser excusas para poder expandirse porque después, cuando otro lo ve, le dispara ideas para
hacer cosas con vos. Vos tenés que funcionar un poco como tu propio catálogo e ir corriendo
la vara, si no te empiezan a llamar solo para eso. En ese momento yo estaba manipulando
títeres e hicimos algo superdiseñado. No era el estilo de títeres del teatro San Martín.
Loly: Es que el mundo de los títeres también está un poco bastardeado. Tuvimos que pensar
qué podemos hacer ahí, ponerle diseño, ponerle calidad. Creo que fue muy orgánico cómo
entro Cinco en todos los lugares. Naturalmente las cosas se van dando.
Mariano: Creo también que en una industria donde todo es bastante cortito como la
publicitaria, Cinco sobrevive porque fuimos mutando. Pasamos una pandemia que fue terrible
para todos, pero cuando arrancamos Cinco veníamos con una inercia mal de agencia donde
teníamos que producir sí o sí, laburar. Ahora tenemos baches donde no laburamos y pensamos
otras cosas. Los proyectos tienen más sentido, otros tiempos; no la hiperproductividad.
Loly: Hay que disfrutar el momento porque después el laburo queda mejor.