Por Marta González Muguruza Foto gentileza Champion Graphics & MPRM
Geoff McFetridge es un artista y diseñador gráfico canadiense que
vive en Los Ángeles. Sus obras van desde la pintura y el dibujo hasta
murales, textiles, esculturas, muebles, cerámicas y animaciones.
Su talento es un secreto a voces y por eso Apple, Patagonia, Warby
Parker, The New York Times, Hermés, Vans y The Standard Hotel
son parte de un listado enorme de clientes que espera su turno, al
igual que las galerías de arte.
Atraído por el diseño gráfico desde su adolescencia, cuando trabajaba imprimiendo remeras,
flyers y zines para banditas indies, Geoff McFetridge supo desarrollar un lenguaje propio
influenciado por la cultura skater. A los 24 años fue convocado para llevar adelante la dirección
de arte de Grand Royale, la famosa revista de los Beastie Boys pero al tiempo se dio cuenta
que sus inquietudes pasaban por otro lado y en 1996 abrió su propio estudio: Champion
Graphics <ver>
El círculo que compartía con Spike Jonze, Sofía y Roman Coppola, Mike Mills y varios de los
Beautiful Losers, se convirtió en una usina de colaboraciones que se mantienen hasta hoy.
Incluso en un coqueteo con el mundo de la dirección audiovisual, Geoff fundó junto a ellos el
colectivo The Directors Bureau.
El trabajo para grandes marcas nunca interrumpió su producción personal; por el contrario,
McFetridge supo elegirlos y por ende relacionarlos de una manera muy auténtica.
Cada una de sus imágenes es una historia en sí misma. Algo pasa detrás de esas líneas simples
y esos plenos de color que se completan con la mirada de quien lo ve. Tal vez eso quiso
descubrir Dan Covert con el hermoso documental "Drawing a Life" que tuvo su premiere
en SXSW. Si algo resaltó el film es que Geoff es un perfeccionista que logró encontrar un
balance entre su pasión por el dibujo y la vida familiar; que los diseñadores tienen el poder
de modelar la manera en que entendemos el mundo y la responsabilidad de hacerlo un lugar
mejor.
A Geoff le gusta trabajar solo; detesta las reuniones y esquiva las entrevistas, por eso tomamos
como un honor que se haya hecho el espacio para conversar un ratito con nosotros.
¿Cuál dirías que es el sentido y qué lo absurdo de tu profesión?
No sé si mi trabajo en el estudio premia la toma de decisiones sensatas o racionales, como
podría pasar en el resto del mundo. Al mismo tiempo, me pasa que en momentos críticos
tengo que hacer el switch y pasar de un estado muy creativo a uno estratégico y racional.
Ambos estados son necesarios para que las cosas se hagan.
Si buscaras en tus recuerdos algún indicio o pista que te llevara a lo que hacés hoy,
¿cuál sería?
Todos los muebles hechos por mis padres en la casa donde vivíamos. Recuerdo quedarme
mirando fijo una mesita de la habitación de mi infancia. Mi papá la había forrado con un
empapelado Marimekko muy gráfico en blanco y negro, y luego había pasado un barniz. Esa
pequeña mesita hizo algo en mi mente entre los 3 y 7 años.
¿Cómo fue tu transición al mundo profesional? ¿Cuándo te diste cuenta de que podías
de vivir de eso?
Trabajaba en una fábrica que imprimía remeras como trabajo de verano. Aprendí a manejar las
prensas y a imprimir remeras. Al verano siguiente, de alguna manera me encontré trabajando
en el departamento de arte, dibujando remeras y más que nada haciendo las separaciones.
Al mediodía me iba a almorzar con el señor que era mi supervisor y el tipo de pelo largo que
lavaba las pantallas. Yo tenía un trabajo de escritorio. Me di cuenta en ese momento de que
estaba en un camino distinto del de ellos, tenía la oportunidad de hacer otra serie de cosas,
básicamente con mis manos y mi creatividad.
Tu vida pasó frente a tus ojos, o al menos parte de ella, durante la premiere de Drawing
a Life... ¿Qué sentiste cuando la viste?
El proceso de hacer la película, mirar para atrás y ver lo que Dan había hecho, fue una
experiencia sorprendentemente serena. Hay un aspecto de hacer arte en el que constantemente
retrocedés y te evalúas a vos mismo, observando lo que hiciste la semana anterior y cómo se
relaciona con el día de hoy. El proceso de hacer la película fue una versión exagerada de eso.
Fue terapéutico en cierto modo. Dan simplemente miró mucho más atrás y con su propio
enfoque. Fue agradable mirar hacia atrás a través de sus ojos. ¿Cómo se sintió? Sentí una
resolución, realmente apegado y agradecido por mis decisiones pasadas.
Tener esa enorme cantidad de footage y material debe haber sido un tesoro para todo
el equipo detrás de la peli. ¿Cómo fue el proceso desde tu lado?
Realmente tengo un gran archivo; tapes, films y drives de footage. Dan recopiló todo. Mi
cuñado, mis amigos y gente con la que trabajé en el pasado también contribuyeron con un
montón de material.
¿Qué es el dibujo para vos? ¿Qué amás del dibujo y qué te inquieta?
El dibujo para mí es la manera más rápida de llevar un pensamiento de mi cerebro al mundo.
Aclara mi mente y el resultado es algo tangible. El dibujo hecho toma una forma diferente
de cómo es en mi cabeza. Esta adaptación de pensamiento a cosa, a pensamiento y de vuelta
a cosa... eso es lo que hago. Cuando hay una desconexión, o cuando el dibujo no es sincero
o si es simplemente dibujar por el simple hecho de dibujar, ahí me inquieto. Quiero más del
proceso. Soy angurriento en ese sentido.
¿De dónde surge el mejor trabajo? ¿Por encargo? ¿Estructura? ¿Libre albedrío?
Libre albedrío. Libre albedrío con influencias externas, un ojo abierto. Un libre albedrío
conversado puede ser muy interesante. Pero mi mejor trabajo es generalmente el que surge
cuando estoy con la cabeza fresca y solo.
¿Es cierto que no bocetás? ¿Podrás compartir tu proceso? Escuché que la memoria
juega un rol importante.
Hmmm, creo que entiendo el sentido de lo que decís: la pregunta sería si es que no boceto o
boceto todo el tiempo... ¡jaja! Muchos de mis trabajos son el "primer borrador" pero, como
viste en la película, también trabajo en papel semitraslúcido (el que se usa para dibujos de
animación), así puedo constantemente adaptar y cambiar los dibujos.
Gran parte de mi proceso es un proceso tipo digital (Apple/Adobe) pero hecho en la vida real.
Así como vos harías versiones o tendrías múltiples art boards en el Illustrator, yo lo hago con
dibujos. Cada uno está terminado; cada uno es solo una variación.
Ahora que la AI explotó en términos de herramientas y respuestas visuales, ¿cómo te
sentís al respecto? ¿Amenazado, aliviado, interesado?
Creo que la AI empezará a alertarnos de cuánto de nuestro mundo ya carece de humanidad,
como la AI. Idealmente, valoraremos más la presencia de la humanidad en las cosas creativas
a medida que AI se vuelve más común.
¿Podrías decirme tres cosas que necesitás a diario para afrontar el día?
Salir por la mañana y hacer algo físico.
Café
Hacer algo.
Gráfica, pintura, tablas de skate, Apple watches, zapatillas, películas... Tu trabajo
encontró muchas maneras de trascender y conectar. ¿En qué estás trabajando en este
momento?
Estoy trabajando en una muestra para la Target Gallery en Tokio; nuevos productos para
Hermes y una gran instalación de arte público permanente junto a Bjarke Ingels para un
edificio que él está diseñando para la Sorbonne en París.