Quilmes se pone artificial sin perder la inteligencia
Por Pablo Corso Foto Gentileza La América
El raid festivalero del gigante cervecero, decidido a fortalecer
su vínculo con la música, se montó sobre una apuesta a tono
con la época: la personalización de la experiencia a través de
la plataforma Midjourney. Pepe Sayús (líder de Marketing de
la empresa), Rafael D'Alvia y Nadia Greco (responsables por La
América) cuentan el detrás de escena de una campaña que hizo
parar las orejas.
Psicodelia, fluorescencia y setentismo estético. Luces de neón y luces estroboscópicas. Orejas antropomórficas. Olas de argentinidad y montañas de fervor popular. De eso se trata la
identidad visual que Quilmes eligió este verano para recrear su histórico lazo con la música,
de nuevo saludable después de la pandemia.
En sociedad con la agencia La América, el conglomerado cervecero montó su dispositivo alrededor de una seguidilla de festivales de febrero (la Fiesta de la Confluencia en Neuquén,
Los Tekis en Jujuy, Cosquín Rock en Córdoba, la Fiesta del Sol en San Juan), con el cierre de
Rock en Baradero en abril. Un sistema centrado en Trueno y Nicki Nicole, Tiësto y Divididos,
Bizarrap y La K'onga, pero orbitado por una constelación de lagers, bocks, stouts y reds.
El director de Marketing, Pepe Sayús, se resiste a hablar de relanzamiento: "Es una palabra
demasiado sofisticada. Quilmes siempre estuvo en la música, de una u otra manera. La diferencia es que ahora hay un mayor esfuerzo de comunicación. En la temporada de verano la
gente está ávida de pasar un buen momento y empezamos a entenderlo de esa manera".
Hay una novedad más visible: la intensificación del apoyo a géneros no siempre asociados
con la marca, como cuarteto y folklore. Para Sayús, un regreso a las raíces: "Estamos en el
país desde hace más de 130 años y tenemos el celeste y blanco en la etiqueta. La marca siempre estuvo; se trataba de anoticiar a quien no lo supiera, de reafirmar la identidad. Quizás
también era una necesidad nuestra de decir 'somos esto'".
Con lo peor de la pandemia detrás, las partículas se iban a acelerar. La implosión de angustia y soledad daría lugar a una explosión de euforia y grupalidad. Este verano hubo picos de
convocatoria en todo el país. "Hay mucha alegría y efusividad", confirma el directivo. "Los festivales se viven con una energía muy interesante, que tiene que ver con recuperar el tiempo
perdido y con algo de puesta en valor de los argentinos (el Mundial lo manifestó claramente)
que está de nuevo sobre la mesa".
Marca y agencia habían advertido que esos sentimientos ameritaban un golpe de tablero, y
así lo hicieron saber en un texto conjunto.
Cuando uno mira y repasa lo que hay en el diseño de las publicidades sobre el mundo de la
música, en general se encuentra con un exceso de clichés: la guitarra, la púa, los pentagramas
serpenteantes y las corcheas voladoras. Entonces, ¿cómo transmitir con la identidad visual
lo que se siente ir a un festival sin caer en los lugares comunes? "Lo primero que hicimos fue
juntarnos con el Buró (nuestro estudio de diseño) y pensar en una idea gráfica que representara la música en vivo", cuenta Rafael D'Alvia, socio y director general creativo de La América.
Durante el verano de 2022, la agencia había creado "Temporada a caballito", una campaña
gráfica colorida y personalizada para cada festival, que funcionó como antecedente estético
y horizonte visual.
Para "contar la alegría, la euforia, el sonido y el disfrute que hay en un recital", dice Sayús,
las orejas humanizadas se convirtieron en el leitmotiv de ilustraciones, pósters, animaciones
y merchandising que buscaron comunicar la magia de los festivales: una alquimia de emociones potentes y viajes -literales y metafóricos- que abren la puerta a la intimidad de las
personas. La intención de generar un ida y vuelta lúdico en redes derivó en una propuesta
de alta escalabilidad por parte de La América. "La gente no se lo esperaba, así que el factor
sorpresa fue muy grato", celebran desde Quilmes. "Se sintió interpelada y parte de esa elaboración".
Se trató de la apelación a una de las estrellas tecno del nuevo siglo: la inteligencia artificial
(IA) aplicada a plataformas masivas. "Primero presentamos cada festival a través de un póster,
según lo que significaba para la marca, para después invitar a que las personas nos dejaran
en tres palabras lo que significaban para ellas", explica Nadia Greco, directora digital de La
América. "A partir de esos comentarios, creamos en Midjourney [la plataforma que devuelve
imágenes a partir de descripciones textuales] miles de pósters únicos y personalizados, y los
compartimos en historias etiquetando a cada participante. Las palabras más usadas fueron
amigos, música, rock, pogo y Quilmes".
El foco estuvo sobre "la idea de que cada persona disfruta de la música en vivo de maneras
distintas", confirma D'Alvia. "La decisión de que Quilmes no hiciera el afiche, sino que hubiera
uno por cada asistente, era humanamente imposible de realizar. Cada uno hizo lo que quiso,
y hubo de todo". En efecto: los pósters devolvieron escenas de bailarinas frenéticas en un
bosque, alpinistas conquistando el cielo, diablos carnavaleros entre cactus y -por supuesto- multitudes adorando un porrón gigante.
La experiencia rayó lo surrealista, se sincera el DGC, "con directores de arte primero un poco ofendidos y después usándolo y probando cosas a full. Obviamente se abrió la discusión de cuánto tiempo iba a tardar la IA en reemplazarnos a todos, pero por suerte ganó la ilusión de usar una herramienta nueva y divertida".
¿Qué podría aportar la IA en el futuro? "Creo que llegó para quedarse. Hay que entenderla
y usarla como una herramienta que complementa cualquier idea", dice Greco. "En esta campaña nos aportó agilidad e inmediatez en los procesos, además de una cuota de sorpresa
que logró resultados únicos". Sayús suena satisfecho: "Entiendo que en otros mercados haya
millones de debates, pero es una herramienta superpoderosa. Hoy estamos en la etapa de
aprendizaje y confío en que vamos a poder manejarla bien, sin perder de vista que el factor
humano sigue siendo irremplazable". D'Alvia sintoniza con la idea: "Va a aportar herramientas que nos van a servir muchísimo, pero solo estarán buenas cuando estén buenas las ideas.
Como pasa siempre".
Los números del gigante
Creada en 1890, Cervecería y Maltería Quilmes elabora, distribuye y comercializa
cervezas, gaseosas, vinos, sidras, energizantes, aguas minerales, jugos e isotónicos en
alianza con empresas como PepsiCo y Nestlé. Tiene 6.000 empleados directos, diez
plantas productivas, una bodega, dos malterías, una chacra de lúpulo, una fábrica de
tapas, nueve oficinas regionales de venta y nueve centros de distribución. Trabaja
con una red de más de 6.000 proveedores y 170 distribuidores, abasteciendo más de
300 mil puntos de venta. Gracias a la cebada y la malta, motoriza el complejo agrocervecero. En 2020 empezó a elaborar sus cervezas con energía 100% renovable.