Laura Visco. Amiga, hablemos de plata "Realmente creo que si más minas tuviésemos más guita, el mundo estaría mucho mejor"
Por: Majo Acosta y Marta González Muguruza
Después de muchos años en el mundo de las agencias, Laura sintió
que era tiempo de usar el poder de su voz para otra cosa. Nunca le
escapó a las conversaciones incómodas, y descubre una facilidad para
zambullirse y desandar temas complejos. Esta vez se metió con la
madre de todas las batallas: las mujeres y el dinero. "Amiga, hablemos
de plata" es mucho más que un newsletter, es un movimiento que
busca normalizar las conversaciones sobre dinero entre mujeres. "El
propósito es simple pero firme: que las mujeres empecemos a manejar
la caja grande del mundo", afirma.
Laura, ¿cómo empezó todo?
Me estaba costando mucho lo efímero de la publicidad, abrís una conversación y a las dos, tres
semanas después ya está, pasamos a otra cosa, otra marca, otra campaña.
A mí siempre lo que más me gustó de este laburo es justamente empezar la conversación y
creo que tengo un skill muy claro de poder tomar conversaciones muy complejas y armarlas
de una manera que sean más fáciles de abordar.
También me empezó a molestar un poco prestarles mi voz a otros. Tenía ganas de que mi
voz sea mía. Y poder decir lo que yo pienso sobre un montón de cosas. Iba a algún lado como
speaker y veía mi nombre con el logo de la agencia al lado, y la verdad es que me hacía ruido.
Yo quería ser yo.
¿En algún momento alguien te hizo una bajada de "nosotros no hablamos de esto"?
Todo el tiempo. Cuando vos estás en un lugar tenés que seguir un libreto, una línea editorial.
Te van a chequear absolutamente todo lo que decís. El único lugar donde era un poco más
libre era cuando hablaba en español porque nadie me lo chequeaba (risas). Laburando en
publicidad no hay manera de que no te sientas un poco utilizada para cosas que en realidad
no terminan de cambiar nunca. Era otra silla más en la que me tenía que sentar y contar que
estamos viviendo en Barbie Land..., y me empezó a costar cada vez más. Había un cambio más
de adentro, pero tampoco quería ser independiente.
Me estaba costando entender a dónde depositar todo eso que quería decir. Estaba escribiendo
un libro sobre mujeres y dinero, un tema que, por un montón de cuestiones culturales, nos
cuesta un montón abordar. Un día me levanté y dije: "Pará, no es un libro, es una comunidad",
y lancé el newsletter "Amiga, hablemos de plata", y fue hermoso, porque tuve unas repercusiones increíbles. Faltaba algo así. Si bien hay proyectos sobre mujeres y finanzas, ninguno sobre
el hecho de la desigualdad que vivimos, que es muy obvia.
Y lo más importante es que le puse una voz, que me parece que es un poco lo que faltaba en
este mundo. Todo lo que se produce es como muy impersonal y no te dan ganas de leer cosas
de finanzas, a los dos segundos tu cerebro se desconecta y te quedás dormido.
¿De qué se alimenta "Amiga..."?
Muchas cosas las saco de mi propia vida, puedo contar un montón de cosas que tuve que
aprender de cero sobre este tema. Fue clave contar la historia, abrir el tema a la comunidad y
empezar a tener un montón de feedback con gente a la que le pasó lo mismo, que tuvo las mismas dificultades y tampoco entendía nada. Que te lo explique una persona que no viene de ese
background, te da la pauta de que cualquiera lo puede aprender. Es increíble todo lo que pasó
con el espacio... ¡lo que es darle un insight! En apenas un mes y medio se sumaron tres mil
seguidoras, y todo orgánico. No le quiero poner pauta por ahora para justamente mantener lo
lindo de la comunidad.
La idea es empezar a hacer todo de a poco y después escalarlo. Pero se escala solo. Estoy muy
muy contenta y feliz de haber dado el paso y de haberme animado a salir del mundo agencia.
Es complejo porque todo es como un Truman Show, aunque soy superagradecida con todo lo
que pasó y no cambiaría nada
¿Cuál fue el germen? ¿Tenías un sumario en la cabeza?
La idea de escribir el libro se me ocurrió un día que estuve una hora almorzando con un amigo
mío y nos contamos todo. Cuánta plata teníamos, en qué estábamos invirtiendo, todo nuestro
patrimonio, y hasta nos puteamos y dije: esta conversación nunca la tuve con una amiga mujer.
Empecé a forzar la conversación con mis amigas mujeres y todas salían despavoridas. "Me da
ansiedad, me da angustia, no quiero pensar sobre eso".
La verdad es que mis amigas son bastante independientes, todas manejan su plata, pero no
la manejan realmente, la plata queda ahí. Muchas son minas que manejan millones de otros
y son supereficientes en eso, pero ¿por qué tienen problemas para manejar la suya? No me
entraba en la cabeza, entonces empecé a abrir el juego y después cada una empezó a volver y
a preguntar. En una misma semana tres amigas me preguntaron cosas diferentes: ¿conviene
saldar la hipoteca o seguir pagándola? Otra me dice: "Me inspiraste, puse 10 euros en Amazon
¿ahora qué hago?". Pensé, acá hay algo, si yo puedo ser esa amiga para mis amigas puedo ser
esa amiga para todas. Puedo ser esa voz de la mina como vos que tuvo que aprender todo de
cero y ahora maneja su vida. Si quiero, podría no laburar nunca más. Pero esa fue una decisión
que tomé hace diez años.
¿Cómo fue eso?
Quería tener independencia para después hacer lo que quisiera; el tema es que no sabía qué
quería hacer. Después me di cuenta de que era justamente contarles a todas todo lo que tuve
que aprender en estos diez años para llegar a este momento y también habiéndola pasado mal
en muchas ocasiones. No haber podido contar siempre con plata, no haber podido ahorrar
todo el tiempo. En el mundo de las influencers es todo muy robótico. Cero empático. Esto es
una maratón, no es una carrera, tenés que pensarlo así. Cuando tenía 21 años me agarró la crisis de 2001 y estaba laburando, pero no me alcanzaba la guita: tenía que elegir entre tomarme
el bondi o comer al mediodía en la agencia. Haberlo pasado y entenderlo te pone en otro lugar,
en un lugar de empatía. Podés decir: mira hoy quizás no es posible, pero lo que podés hacer en
su lugar es esto, esto y esto. A este mundo le faltaba storytelling y más empatía.
¿Por dónde empezamos? ¿Cuál fue tu momento cero?
El momento cero de cualquiera es entender tu relación con el dinero. A las mujeres no las
dejaban tener una identidad con respecto al dinero. Del dinero no hablamos. Para empezar a
entender: ¿cuál es nuestro piloto automático con eso? A mí por lo menos fue lo que me ayudó
hace diez años cuando empecé con este proceso. Entender cuáles son las cosas que me cuestan más, cuáles son las que me dan más ansiedad. Apenas empecé a ganar más plata, en vez de
sentirme bien, me sentí superansiosa y no sabía qué hacer. Culpa, ansiedad. ¿De dónde viene
este macromambo? Cada una tiene uno distinto. Hablar del tema nos da vergüenza pero una
vez que entendés cómo estamos seteadas, todo es mucho más simple. Lo que más nos traba es
comprender que si bien somos superinteligentes y aprendimos un montón de cosas y estamos
ocupando un montón de otros lugares, en este tema somos analfabetas. Y empezar desde ahí
es un montón. De esto no sé nada. Tengo que aprender de cero. Y hay que tomarlo con autocompasión.
Todo está hecho para que esta conversación no nos llegue, o nos llegue de una manera más
confusa. O nos lleguen los "bolu-tips". Por eso quería armar algo que desde el lenguaje, desde
la voz, te sientas en casa y puedas empezar a cuestionarte un par de cosas, y aparte empezar a
incorporar conocimiento.
¿Cómo imaginás que va a evolucionar el proyecto? ¿Te imaginás convirtiéndolo en un
negocio?
No lo quise comercializar desde el principio porque creo que es un espacio que se necesitaba
y no quería ponerle eso adelante, por ahora. También quería entender cómo funcionaba con
un poco de feedback. Hay muchísimos proyectos sobre esto, pero seguimos sin entender nada,
entonces también me interesaba acercarme mucho más al target para ver para qué lado tiene
que escalar. Por ahora estoy superenfocada en construir la comunidad y el espacio y desmitificar el tema.
Obviamente voy a sacar el libro y se va a centrar más en unir los dos discursos, que son muy
difíciles de unir: el feminismo y el dinero. Para muchas corrientes del feminismo hablar de
dinero es como mala palabra, hay muchas corrientes anticapitalistas. Lo que me parece una
estupidez total. Tenemos que saber de dinero, no podemos hablar de igualdad sin independencia económica, la independencia económica es todo para una mujer. Si no nos empezamos a interesar por el tema del
dinero, nadie lo va a hacer por nosotras.
¿Mucho hater?
Mucho troll masculino y muchos feminismo ultrarradical purista, de marco teórico, que les
parece una aberración que yo esté hablando de dinero; y es muy loco cómo se terminan por
parecer.
¿Creés que las mujeres le podemos dar otra narrativa al dinero, a la riqueza?
Totalmente, es un poco mi planteo. Yo siempre le tuve como mucha bronca a la gente que tiene
plata (risas) como que tienen una arrogancia y sus marcas y estilo de vida asociado, y ahora
que yo tengo plata ¿cómo quiero ser?, ¿qué tipo de persona de plata quiero ser? No me gusta
la narrativa que viene con eso; no me gustan las ideas que vienen con eso, entonces ¿qué tipo
de cosas me interesa construir con esta narrativa?
Realmente creo que si más minas tuviésemos más guita, el mundo estaría mucho mejor, y que
cada uno encuentre la relación que quiera tener con la plata. Es un tema que puede destrabar
muchas cosas para todas. Me encantaría que más minas pudiesen tener este conocimiento y
hacerlo más accesible desde mi lugar. Hacer que más gente lo aprenda de cero, y que tenga las
herramientas para construir la libertad que quiera.
Estuviste en Cannes, ¿a qué fuiste y cómo lo viste?
Me llamaron porque querían mostrarles a mujeres que están empezando o están a mitad de
su carrera que tu carrera puede evolucionar hacia otros lugares. Que es una conversación que
tenemos todavía muy pendiente en la industria. Puede ser que no quieras hacer toda tu vida lo
mismo. Pero es como un tabú. Parece que te tenés que morir haciendo esto, y no. Es lógico que
quieras hacer otras cosas. Y es difícil porque no tenés muchos referentes. Las nuevas generaciones vienen con otra cabeza y se lo plantean más naturalmente.
En el encuentro tocamos el tema de la voz, de cómo tu voz es tan importante y que tu voz en
algún momento va a querer ir a otros lugares. Fue una charla superlinda, superbién recibida.
Me interesaba desde un lugar personal contar esta historia. ¿Cómo lo vi? Me pasó que tres minas de diferentes nacionalidades y niveles de laburo no se sienten valoradas ni escuchadas y
les hacen la vida imposible. Entonces, si bien parece que todo cambió muchísimo desde que yo
empecé hasta ahora, no sé sinceramente cuán bien la estamos pasando todavía. El contraste
de ese llanto y los paneles de inspiración que empoderan fue re loco. El tema está muy lejos de
resolverse.