reportaje

Guillermo Oliveto y la mutación argentina


Por: Majo Acosta

De la recesión con ilusión a la fragilidad con ansiedad. El referente de Consultora W retrata al consumidor argentino y su preocupante mutación genética. ¿Por qué lo define como un estoico que exuda coherencia? En qué consiste la utopía 2030 y cómo prepararse para un mercado que se abre y obliga a redefinir las propuestas de valor

Guillermo, te escuché definir el momento como de "recesión con ilusión". Por las últimas encuestas, pareciera que la que está bajando es la ilusión. ¿Cómo estamos hoy?
Habíamos planteado lo de "recesión con ilusión" en febrero. Encontramos que era una paradoja propia de este fenómeno inédito que es Milei, de una sociedad que votó a alguien que venía con una motosierra, con lo cual sabía por dónde iba a transitar. O por lo menos creía saberlo. Lo hizo de manera consciente, lo cual es muy novedoso. Es de las primeras veces desde el retorno a la democracia que hay un cambio de régimen económico tomado voluntariamente por la sociedad.

Menem planteó que si decía lo que iba a hacer, no lo votaba nadie. Prometió revolución productiva y salariazo, y desarrolló un modelo más de carácter liberal. El segundo gran corte fue el del kirchnerismo, pero fue una disrupción marcada por la implosión del modelo de la convertibilidad. Tampoco fue decidida por la gente.
Yo ubicaría este tiempo histórico en ese tercer gran punto de quiebre, que en realidad tiene su génesis en la oscuridad de 2020, cuando lo que sintió la sociedad fue una intromisión excesiva del Estado en cuestiones ya no económicas, a las cuales estaba acostumbrada, sino morales y éticas, como no dejar ir a los chicos a la escuela o no poder despedir a los fallecidos. Eso fue vivenciado como un abuso, y entonces esa sociedad está escapando, huyendo. Eso le da [al Gobierno] un bonus track de tolerancia, y al momento de decidir, que costó mucho, una idea de last call.

Lo que nosotros veníamos viendo (publiqué el 1 de mayo de 2023 en La Nación) es si estábamos coqueteando con el morbo de Thelma y Louise, es decir, una sociedad dispuesta a saltar al vacío. (...) Siento que estamos en lo que llamo un Gran Reset, donde la que apretó el botón fue la gente, aun considerando que podían ocurrir cosas que le resultaran no confortables en su vida cotidiana.

Lo que nosotros veníamos viendo (publiqué el 1 de mayo de 2023 en La Nación) es si estábamos coqueteando con el morbo de Thelma y Louise, es decir, una sociedad dispuesta a saltar al vacío. Cuando preguntábamos, antes del ballotage, mucha gente decía: "Yo sé que Milei es un salto al vacío. Lo voy a hacer igual". Si uno no entiende la génesis, no entiende el recorrido.

Siento que estamos en lo que llamo un Gran Reset, donde la que apretó el botón fue la gente, aun considerando que podían ocurrir cosas que le resultaran no confortables en su vida cotidiana. Me parece absolutamente inédito. Un candidato que prometía ajuste para una sociedad que detesta el ajuste. En ese momento, en 2023, el ajuste era inevitable. De ahí nace la recesión con ilusión, que tiene como contraparte una idea muy fuertemente planteada por el Gobierno, "esta vez sí va a valer la pena", en la cual creyó -y cree, grosso modo- la mitad de la población, que hoy todavía apoya al Gobierno. Entre el 45 y el 50 %, depende de quién lo mida. Por supuesto, la otra mitad no. De esos, la gran mayoría nunca creyó y algunos se empezaron a desilusionar en el camino.

Creo que no se puede subestimar el enorme nivel de apoyo que hoy tiene el Gobierno para una recesión magnitud 2002, como la que tuvimos por lo menos en el primer semestre, del mismo modo que no se puede subestimar qué implica esa recesión en la vida cotidiana de la gente. Nada de todo eso es gratis. Lo acabamos de ver con el dato de pobreza.

En este "cruzar el Rubicón", la sociedad argentina corre riesgos que no estaba acostumbrada a correr. Estamos transitando ese desierto, pero más o menos desde junio hay gente que empezó a preguntar dónde está el oasis. Ahí empezamos a ver otro vector cruzando el de recesión con ilusión, que es "fragilidad con ansiedad". Si fuera la mezcla de un DJ, esa canción está subiendo el volumen. Todavía conviviendo con la otra. Cuál va a predominar, dependerá de cuánto evolucione la economía cotidiana, que es la que a la gente le importa, más allá de la macro. Y como decía, el bonus track de tolerancia no es eterno. Es casi un milagro lo que ocurrió hasta acá, pero yo no me fiaría de los milagros. Es explicable, es comprensible, pero soy de los que creen que es necesaria una recuperación de la economía real, más temprano que tarde, porque lo que se está rompiendo es mucho. O baja la recesión o baja la ilusión. Y eso para el Gobierno también es peligroso.

Estamos transitando ese desierto, pero más o menos desde junio hay gente que empezó a preguntar dónde está el oasis. Ahí empezamos a ver otro vector cruzando el de recesión con ilusión, que es "fragilidad con ansiedad". (...) Todavía conviviendo con la otra. Cuál va a predominar, dependerá de cuánto evolucione la economía cotidiana, que es la que a la gente le importa, más allá de la macro. Y como decía, el bonus track de tolerancia no es eterno

En tus columnas hablás de como se fue trasladando lo aspiracional en la clase media: del deseo de la casa propia y el viaje al exterior y el último celular hasta de llenar la heladera. Es muy fuerte eso. Si vuelvo al 94, del "deme dos" a llenar la heladera, es un golpe muy duro.
Es el tránsito que hoy está expresando el enorme riesgo de una mutación genética. Nos sorprendimos mucho cuando en junio, en nuestra medición cualitativa del humor social, que hacemos con focus groups, sociólogos y antropólogos, fuimos a preguntar por ese imaginario de clase media, y lo que nos devolvió fue pobreza. Diferentes gradientes de pobreza. La gente vive en la realidad. Como era algo muy fuerte, lo volvimos a medir en julio, profundizando aún más, y nos dio aún más contundente. Validamos la hipótesis de que lo que se está rompiendo, más allá de lo real, es algo aún más peligroso: lo simbólico. Clase media alta viéndose como clase trabajadora, que es un significante de los sectores obreros; clase media baja viéndose como pobreza intermitente; y la desaparición de la clase baja como significante, subsumido en un gradiente de la pobreza. Contemplando que las clases sociales, más allá de las definiciones técnicas, son sobre todo construcciones culturales y relacionales: cómo me veo en función de los otros.

En ese contexto, independientemente de que alguien sea C3, si hoy se ve a sí mismo como pobreza intermitente, eso condiciona sus proyectos, sus consumos, sus conductas y sus imaginarios. El riesgo de la mutación genética, de pasar de una sociedad que se creía - siendo o no- arquetípicamente como de clase media -sabiendo que la clase media tiene como gran deseo la movilidad ascendente-, es que eso se rompa y sea reemplazado por un imaginario del empobrecimiento. Eso te lleva para abajo, te aplasta el proyecto. "Para qué me voy a esforzar si igual no voy a llegar". Lo que procuro alertar, y estoy trabajando sobre eso, es que esto es una enorme novedad, después de por lo menos sesenta años de dominancia del arquetipo de clase media como ADN de la argentinidad. ¿Cuál es la novedad? Ese arquetipo ya no está solo. Ahora hay un arquetipo de la pobreza, disputando el gran campo semántico de la discursividad social. Y eso me parece horriblemente peligroso.

El riesgo de la mutación genética, de pasar de una sociedad que se creía -siendo o no- arquetípicamente como de clase media - sabiendo que la clase media tiene como gran deseo la movilidad ascendente-, es que eso se rompa y sea reemplazado por un imaginario del empobrecimiento. Eso te lleva para abajo, te aplasta el proyecto.

A la vez se está atacando -discursiva y presupuestariamente- a uno de los elementos que podían ser -aunque no se haya verificado en los últimos años- de posibilidad de ascenso, como la educación y la universidad.
Estamos tocando algunas fibras muy sensibles. Acá ya hace falta la precisión de un cirujano, no la motosierra. Que de hecho era lo que la sociedad estaba pidiendo. En 2023 habíamos detectado una búsqueda de un oxímoron, una contradicción lógica: la precisión de un cirujano con la capacidad de persuasión de un profeta. Se sabía que se iba a una operación de alta complejidad. Que había un nivel de malestar enorme, una condición estructural, económica, social, cultural y moral resumida en una idea muy potente: "Esto así no va más". Ahora, ¿cómo lo arreglás? A lo mejor, al principio, para marcar cierto tono, te sirvió el extremo. Pero cuando llegás a cuestiones de estos niveles de sensibilidad y de capilaridad en esos imaginarios, hay que tener mucho cuidado y ser capaz de manejar los matices.

¿Cómo se sale de acá? Volviendo a tener una economía sana, que sea capaz de generar empleo en blanco, que es lo que piden los sectores más frágiles. Que sea capaz de tener algún grado de previsibilidad y proyecto. En ese sentido, el regreso del crédito hipotecario sería un elemento que ayudaría muy fuerte en la idea de un cambio cultural, porque te hace pensar a diez años y no una semana. Insisto: la sociedad cree que la salida es con la educación. Y en ese sentido, la educación pública es una de las vigas estructurales de la identidad nacional. Como vector de movilidad social ascendente, como un sostén de arquetipo de clase media, de ese ADN de la argentinidad. Creo que sería un error tomar a la UBA como un factor de disputa entre distintos perfiles ideológicos o políticos, porque estaríamos perdiendo de vista lo que tiene como factor mucho más relevante, que es esa especie de liana, de soga, de la que se puede agarrar la sociedad para salir del pozo en el que está.

¿Hay ganadores en este momento? Hace unos años hablamos de la oportunidad de las segundas marcas, de que se había perdido el pudor de determinadas cosas.
Hoy hay motores de la Argentina que estaban despegando y con el nuevo ordenamiento macroeconómico -de baja de la inflación, superávit fiscal- claramente están lanzados al futuro. Lo llamé "la utopía 2030". El número uno es Vaca Muerta, y todo lo que tiene que ver con gas y petróleo. Eso estaría dejando, según las proyecciones de Ecolatina, entre 28 mil y 38 mil millones de dólares en 2030, lo cual de mínima es un campo sin clima. Te da la posibilidad de ser casi Noruega en ese sentido. Tener la capacidad de que haya años que te sobre dinero, hasta para poder hacer un fondo anticíclico. También podés ser Angola o Nigeria, y gastártela toda.

Es un momento donde las compañías de segundas marcas están recibiendo a consumidores que antes no las miraban. Ya ocurrió en 2002. Hay una enorme diferencia, y es que muchas de esas compañías realizaron durante los últimos años -con crédito blando y con acceso a la tecnología- innovaciones muy fuertes, que hoy les permiten ser mucho más competitivas que lo que eran en aquel entonces en términos de calidad de producto. Para las primeras marcas, es un desafío importante.

Hay que bancar cinco años.
El puente es largo. Pero el año que viene eso ya te da 8 mil millones de dólares de superávit. Este año van a ser 4.500, 5.000. Hasta acá estábamos teniendo déficit, con lo cual eso ya está generando un cambio. También se prevé que la Argentina sea el mayor productor de litio de Latinoamérica en 2030. Hay inversiones mineras que ese año podrían estar dando cerca de 10 mil millones de dólares en exportaciones. A esos sectores hay que sumar sin duda la economía del conocimiento (los Globant, los Mercado Libre, los unicornios), la producción industrial de calidad global fuertemente competitiva (como todo el cluster de las pickups).

Bajando estrictamente al consumo masivo, claro, es un momento donde las compañías de segundas marcas están recibiendo a consumidores que antes no las miraban. Ya ocurrió en 2002. Hay una enorme diferencia, y es que muchas de esas compañías realizaron durante los últimos años -con crédito blando y con acceso a la tecnología- innovaciones muy fuertes, que hoy les permiten ser mucho más competitivas que lo que eran en aquel entonces en términos de calidad de producto. Para las primeras marcas, es un desafío importante. Algunas tienen dentro de su portafolio segundas y terceras marcas, con lo cual lo que están teniendo es cambios de mix, por ahí no pérdida de volumen total. Lo cual es muy razonable en un entorno donde vemos un consumidor estoico, cruzando el desierto, resistiendo y volviéndose moderado, prudente, sensato...

¿Cómo se le habla hoy?
Creo que lo primero que tienen las compañías es el desafío estratégico de volver a calibrar la propuesta de valor. Mi impresión es que esto llegó para quedarse por un tiempo. Independientemente de que la economía mejore el año que viene, que crezca cuatro o cinco por ciento el PBI (que es recuperar la caída de este año), con probablemente un ingreso disponible menor al del comienzo de este proceso, porque tenés un acomodamiento del costo de los servicios públicos (tarifas, luz, gas, trenes, colectivos)... Hoy tenés, en ese sentido, un consumidor que ya no finge demencia. Diría que pasó a lo opuesto. Exuda coherencia. Y te va a estar midiendo muy finito lo que le das con lo que te está pagando. Sería un enorme error creer que todo el mundo va a comprar precio (o más barato). Por supuesto que esa parte del mercado siempre existe, pero no se trata de eso. El nombre del juego no es ese. Es asertividad.

En un punto es, en la esencia de esta nota: "Ojo que hay muchas cosas que se van a parecer mucho a cuando empezó Reporte". Muchas cosas de los 90 están volviendo. (...) Claramente vamos a un entorno mucho más competitivo, mucho más desafiante, de menores márgenes y de una recuperación que ya anunciamos en febrero, en pipa de Nike.

No hay margen de error. Voy a lo seguro.
El nombre del juego es precisión. Asertividad. Eficiencia. En un entorno de baja inflación, algo de lo cual casi se perdió la costumbre, donde no hay controles de precios de la Secretaría de Comercio, el foco vuelve a estar en el marketing, en la comunicación, en la estrategia comercial, por supuesto en el producto. El año pasado podías tener cosas no del todo prolijas, que tapaba la inflación. Y el negocio que hacía Finanzas comprando o vendiendo bonos, comprando dólares, lo que fuera. Hoy terminó eso.

En un punto es, en la esencia de esta nota: "Ojo que hay muchas cosas que se van a parecer mucho a cuando empezó Reporte". Muchas cosas de los 90 están volviendo. Nos acaban de anunciar que desembarca Victoria's Secret. "Compitan". Eso es los 90. Con todo lo que implica, para bien y para mal. Mercado más abierto, que se regula por apertura y no por control. Claramente vamos a un entorno mucho más competitivo, mucho más desafiante, de menores márgenes y de una recuperación que ya anunciamos en febrero, en pipa de Nike. Cuando vimos que los electrodomésticos caían 50 % en diciembre y enero, dijimos que no había manera de que esto levantara en V. Quizá el PBI, el campo, la minería y Vaca Muerta. Pero el consumo no rebota en V ni de casualidad. Lo que está creciendo es autos, motos y electro. Lo que hizo piso y empieza a recuperar. Pero en consumo masivo hay una situación que te muestra un país cada vez más latinoamericanizado como estructura social. En un país de 52% por ciento de pobreza, uno de dos son pobres. Se acabó la discusión.

Claramente hay dos juegos, dos películas.
Es un país y dos mercados. De mínima. Después podemos cortar de distintas formas.

Creo que hay mucho espacio para la comunicación, y mucha necesidad de comunicación. Las marcas tienen no solo que hablar sino que repensar lo que van a decir. Porque del otro tienen a alguien al que le cambió la vida y que hoy está ultrapensador. Y que sabe un montón, ya pasó por mil crisis.

¿Qué espacio hay para la comunicación y el branding en esto? Porque le vas a estar hablando a dos, tres, cuatro, muchas Argentinas.
A una sociedad patchwork. Un conjunto de fragmentos inconexos como se pudo, como se pueda y donde se ven todas las costuras. Creo que hay mucho espacio para la comunicación, y mucha necesidad de comunicación. Las marcas tienen no solo que hablar sino que repensar lo que van a decir. Porque del otro tienen a alguien al que le cambió la vida y que hoy está ultrapensador. Y que sabe un montón, ya pasó por mil crisis. En general a partir del día 20 se pone mucho más complicado comprar. Vas a tener que entender muy bien a quién le estás hablando, y después qué le vas a decir. Si acá se reseteó el sistema entero, creer que podemos no resetear la lógica de las marcas y la comunicación, es subestimar la magnitud de la transformación que estamos viviendo. Que fue decidida por la sociedad. Es irrelevante si nos gusta o no.

Se votó.
Y conscientemente. No es una estafa. "Que venga el señor que dice que va a hacer el ajuste. El más extremo que haya en la góndola. Quiero eso".

Igual me siguen sorprendiendo los modos. Hablás de un consumidor estoico, y tengo la imagen de Milei con la campanita y la cara desencajada [el 23 de septiembre, en la Bolsa de Valores de Nueva York]. Si hay algo que no es estoico, es ese modo, ese tono. Ahí también hay una contradicción.
A Milei lo apoya una mitad de la población. La otra lo detesta. Dentro de los que lo apoyan, te diría que hay una buena parte que no está muy de acuerdo con los modos. Lo apoyan más que nada por el fondo más que por la forma. Lo apoyan a pesar de la forma. Los que están de acuerdo con la forma y con el fondo ni siquiera sé si es son su núcleo duro a hoy. Por ahora las cosas están así. Lo que estamos viendo es una sociedad cada vez más focalizada en su micromundo. En su vida cotidiana, que se le está poniendo cuesta arriba. Incluso la clase media alta. Lo único que está reportado en otra película, porque tienen resto, es el ABC1, la clase alta. Que también es consciente de lo que está pasando. No es que no está mirando. Incluso a veces está moderando, casi por una cuestión de empatía con el resto. Porque lo ven en amigos, conocidos, la familia...

Contradicciones hay un montón. Es un momento muy paradójico. Nos encontramos todo el tiempo con el "qué raro que está todo". La palabra de este momento es "raro". Todo es raro. Creo que es un enorme error pretender concluir. Esto está con un final abierto, work in progress. Por el simple hecho que patearon el tablero y volaron todas las fichas. El que te diga que sabe dónde van a caer miente. Hay hipótesis, hay escenarios, que es lo que tienen que trabajar las compañías, y después hay que trabajar mucho en entender cada uno de los casos. Nosotros estamos trabajando con muchas empresas para volver a ver dónde estamos parados, dónde está la marca, la gente, la competencia, si hay jugadores nuevos... Se revoleó todo.

La pregunta hacia adelante, por supuesto, es si esto arranca, cuándo, cómo y cuánto. Pero hoy veo a las compañías con otro aplomo frente a este contexto. Algunas volviendo a mirar, a estudiar. Es como una inundación. "Bajó el agua, veamos qué se llevó y qué quedó". Es un momento donde probablemente veamos más claro el reset de las marcas.

¿Qué ves y escuchás del otro lado, con las empresas con las que estás? ¿Cautela, miedo, decisión, pensamiento profundo, incertidumbre?
Al principio hubo shock. En marzo o abril, cuando todo el mundo volvió y creía que de esto se salía en dos meses, y cuando vieron los números, se dieron cuenta de que no. Hoy hay una lectura mucho más aguda y sutil. Está más incorporado y digerido el proceso. Mejor entendido. En un punto, más asumido. "Vas a vender equis por ciento menos; esta categoría sí, esta no; esta marca sí, esta no. Vas a ganar menos. Vas a tener que buscar otro nivel de eficiencia. Reacomodar la empresa a esta nueva situación".

La pregunta hacia adelante, por supuesto, es si esto arranca, cuándo, cómo y cuánto. Pero hoy veo a las compañías con otro aplomo frente a este contexto. Algunas volviendo a mirar, a estudiar. Es como una inundación. "Bajó el agua, veamos qué se llevó y qué quedó". Es un momento donde probablemente veamos más claro el reset de las marcas. Van a pasar cosas. Va a haber cosas nuevas, va a haber lanzamientos nuevos, va a haber cambios. Indefectiblemente, porque por definición, este es otro mercado. Giró 180 grados en tres meses. La Argentina pasó de ser de los países más baratos del mundo a estar cuarto en el ranking mundial del Big Mac. Es uno de los más caros del mundo. Pasaste de que cruzaran la frontera para comprarte, a que ahora vayan todos a comprar a Chile y a Uruguay. Si sos un retail y tenías un local en Posadas, bueno...

Lo que creo que viene, habiendo asumido que lo que quedó es una inflación baja, un mercado más chico que se va a ir recuperando de a poco, algunos más rápido y otros más lento, con una sociedad recontra patchwork, es qué hago con eso. Qué tengo, qué dejo de lo que tenía, qué me sirve, qué no, qué lanzo nuevo. E insisto: este fue un año sin dólares. Si empieza a haber un poco más de dólares, ojo con lo que vaya a entrar de afuera. Porque a este tipo de cambio, es muy tentador. Y en cuanto saquen el Impuesto País, que vence a fin de año, para que los importadores empiecen a traer cosas del mundo. Todo esto en una sociedad que está anhelando innovación, porque fue un mercado muy cerrado y muy quieto, que quiere cosas nuevas. Y si encima te dicen que esas innovaciones vienen de Alemania, Italia, España o Francia, y salen más baratas que los de acá... bueno.

Otra vez volvimos al origen de Reporte. Veamos cómo eran las góndolas en los 90. ¿Vuelven las danish cookies? ¿Vuelve la mermelada francesa? No sé. Pero es factible que alguien esté mirando para volver a traer eso. Si no es que ya lo trajeron. ¿Cómo se compite y qué hacemos con eso? Pongo ese ejemplo, porque creo que va a haber uno por categoría. Así como cada categoría tiene su Manaos, cada una va a tener sus danish cookies. Propio de una sociedad patchwork, donde conviven Manaos, la primera marca local y las danish cookies para quien las pueda pagar. Ahora, si encima eso es más barato que las opciones que hay acá, va a haber que repensar muchas cosas.

Otra vez volvimos al origen de Reporte. Veamos cómo eran las góndolas en los 90. ¿Vuelven las danish cookies? ¿Vuelve la mermelada francesa? No sé. Pero es factible que alguien esté mirando para volver a traer eso. Si no es que ya lo trajeron. ¿Cómo se compite y qué hacemos con eso? Pongo ese ejemplo, porque creo que va a haber uno por categoría. Así como cada categoría tiene su Manaos, cada una va a tener sus danish cookies. Propio de una sociedad patchwork, donde conviven Manaos, la primera marca local y las danish cookies para quien las pueda pagar.

El tema es cuántos van a quedar en el camino.
Siempre que se dan estos procesos disruptivos, insisto, no son gratis.

Los 90 nos enseñaron eso también.
Los 90, 2002. Cada una de estas disrupciones dejan secuelas. También hay que contemplar que llegamos acá porque la sociedad tomó una decisión, a sabiendas de lo riesgosa que era, con un nivel de malestar inédito. Eso también es parte del proceso. Nada es lineal. Ahora no hay adonde volver. Después habrá que ver qué hace cada uno. No estoy hablando de ideología ni de política, sino de algo más conceptual. Por eso también hay un bonus track de tolerancia. Estoy viendo un good willing como nunca vi. Las ganas de que salga. Tanto en el establishment como en la sociedad. Porque en algún punto es: "Y si no sale, ¿qué?". Si hay una palabra que los resume a los ojos de la sociedad, hoy es "degradación". Ese pasar de la casa al viaje y a la heladera. Pero no todo está perdido. El ADN de clase media nos salvó. Porque fue un factor de resistencia contra cualquier pensamiento extraviado. Cuando digo "extraviado" es tocarle a ese ADN lo que más defiende y aprecia, que es lo que tiene. "Lo mío es mío". La propiedad privada. Grande, chico, lo que fuera. "No te metas con lo mío". Y nos salvó porque eso sigue generando los Colapinto, las Tini, los Bizarrap de la vida. La ambición sana.

El gran peligro que hoy tiene la Argentina sería que, en la pelea que se está dando en su genética, termine triunfando el ADN de la pobreza, el empobrecimiento y la degradación. Ahí listo, ya terminó. Quedarán unos pocos que vivirán en una especie de otro país, y el resto... Una Latinoamérica anterior a los 90. Opaca, sin vocación de mejora, donde el pobre será pobre toda la vida. La Latinoamérica de antes. Porque vas al Perú de hoy, al Paraguay de hoy, al Chile de hoy (aun con la fragmentación que tiene) y tenés mucho wannabe, muchas ganas de ser, de mejorar, de mundo.

Acá, en definitiva, la tensión de fondo es si vamos para arriba o vamos para abajo. En lo simbólico. ¿Qué empuja más? Esa pelea hoy está abierta. Y eso tiene un enorme impacto sobre todo de lo que ustedes hablan permanentemente: la comunicación, los códigos, los valores, las marcas, el tono, el modo. La Argentina hoy es una mezcla de Colapinto y L-Gante. Las dos cosas son verdad.

Si hay una palabra que los resume a los ojos de la sociedad, hoy es "degradación". Ese pasar de la casa al viaje y a la heladera. Pero no todo está perdido. El ADN de clase media nos salvó. Porque fue un factor de resistencia contra cualquier pensamiento extraviado. Cuando digo "extraviado" es tocarle a ese ADN lo que más defiende y aprecia, que es lo que tiene. "Lo mío es mío". La propiedad privada. Grande, chico, lo que fuera. "No te metas con lo mío". Y nos salvó porque eso sigue generando los Colapinto, las Tini, los Bizarrap de la vida. La ambición sana.

Ahí entran en juego los referentes, el tipo de comunicación que damos.
Exacto. Los valores.

Es un momento interesante porque también, ¿qué están diciendo nuestros referentes? ¿Y cuáles son?
Sí (piensa mucho). Me parece que una cosa es plantear que hay un cambio y un aprendizaje en la sociedad, que de hecho es algo absolutamente real (si no Milei, no hubiera sido presidente), y otra creer que toda la sociedad se volvió absolutamente extrema y adhiere al corpus íntegro de toda esa ideología. Son dos cosas diferentes.

No hay que caer en la trampa de las redes.
Exactamente.

Los titulares, el clickbait. Está muy exacerbado esto. Y después no verifica.
No, me parece que el simplismo y el reduccionismo propios del clickbait te pueden confundir en la lectura social real. Es una dimensión, es una de las cosas que hay que mirar, pero creer que es toda la realidad es una enorme confusión.

Los medios en general no están colaborando con un debate un poco más profundo. Están en su propia lógica y en su propio juego.
Es así a nivel mundial. Pero los que tratamos de aportar pensamiento, tenemos el desafío de no caer en eso.

Anuncian en la edición #158