Pablo Fábregas "El humor es un lindo refugio para la ignorancia"
Por: Marta González Muguruza Retratos: Inés García Baltar
Comediante, actor, productor, guionista, referente del stand up, influencer,
Pablo es autoridad indiscutida para hablar de humor.
Qué nos hace reír, qué cambió en estos 30 años, cómo influyeron las redes y por qué afirma que
"lo peor que podemos hacer desde el punto de vista humano es tirarle piedras al que pasa el límite".
Cuando salió ChatGPT le hice una "entrevista" donde puse a prueba su sentido del
humor, y lo que más me sorprendió es que la devolución que hizo estuvo bien. Le
había pedido que hiciera una rutina sobre el estado del chat en ese momento y tiró un
par de insights; se bardeaba. Entonces me quedé pensando: si la IA lo puede generar,
claramente tiene que haber estructuras, fundamentos, sobre los que pueda trabajar
porque no es inteligente, humana ni graciosa per se. Entonces ahí es cuando vengo por
tu ayuda para ver qué es lo que hace que algo sea gracioso.
Primero yo creo que hay cosas que son graciosas porque ya establecimos que son graciosas.
Entonces eso para mí es muy fácil de imitar y que siga siendo gracioso por el ChatGPT o por
cualquiera de nosotros. Hay ironías que son graciosas porque lo son. Porque si ponés esa
cara con respecto a tal situación ya va a ser un chiste y nos vamos a reír, o aunque no nos
riamos lo vamos a tomar como humor y va a seguir adelante. Eso es fácilmente reemplazable
por un niño de 5 años o por ChatGPT. Ahora, cuando el público empieza a ser un poquito más
exigente creo que todas esas cosas que nos hacen reír naturalmente pasan a aburrir porque
dicen bueno, ya las vi demasiado.
Lo que podés ofrecerles es una reversión de eso. ¿A qué
voy? Me parece que la ironía es bastante... no sé si argentina o porteña y supongo que la
debemos heredar entre Italia, Londres y Estados Unidos. Ahora, un cordobés siendo irónico
es mejor que un porteño siendo irónico, y una buena ironía bien actuada es mejor que todo
lo anterior. Ahí ya no importa qué tono tengas. Eso me parece que funciona.
La exageración
para el humor también termina funcionando. La comparativa funciona. Las comparativas
precisas son mucho más graciosas que las imprecisas. Pero todas son estructuras bastante
similares unas con otras. Me parece que la gran diferencia, la gran lucha que tendremos con
ChatGPT, que es la misma que tenemos para diferenciarnos los 5.000 millones de hombres y
mujeres que nos dedicamos a esto, está en lo personal. Creo que eso es lo que no es estructural.
¿Hay un humor argentino particular? Estuviste de gira por toda la Argentina y por el
exterior. ¿Qué cambia?
Creo que hay una forma argentina. Y sería un poquito más específico y te diría que, a grandes
rasgos, y va a sonar un poco despectivo pero no lo es, hay una forma tucumana y alrededores.
Hay una forma cordobesa y alrededores. Hay una forma porteña o bonaerense y alrededores.
Cuando digo Tucumán no es que en Salta no son, para nada, eh. Siento que en ese tono hay
una forma de hacer comedia y el cordobés creo que tiene otra. Pero a la vez cuando despejás
la X que sería el tono, encuentro tal vez una columna vertebral muy apoyada en el bardeo y en
la ironía. Digamos, nuestros remates todos son en su mayoría entre irónicos y bardeadores.
No dependemos tanto del remate. Dependemos más de la forma que del qué.
Más de la narrativa que del final.
Claro. Y nuestro final no es un punch, perdón, lo es también, pero podemos prescindir del
punch line, del remate. Voy siendo gracioso en la descripción y el remate es una observación
y sigo de largo. Hablo en líneas generales, después hay tanto volumen que tal vez no pueda
defender esto. Pero si agarrás a los mejores creo que hay algo lindo ahí que nos define tal vez
un poquito.
Está volviendo de hecho, entendimos que es el chiste, que
no somos así. Antes éramos así. Estamos pegando la vuelta
y volvemos a reírnos de eso, de los culos y de las formas,
etc., pero aceptando que aprendimos algo en el proceso.
Me parece que en la observación hemos perdido
ingenuidad y creo que eso se nota a lo largo de treinta
años.
¿Y cómo sentís que fue cambiando? Treinta años para atrás, desde culos, con referentes
como Olmedo y...
Yo creo que eso va a volver. Está volviendo de hecho, entendimos que es el chiste, que no
somos así. Antes éramos así. Estamos pegando la vuelta y volvemos a reírnos de eso, de los
culos y de las formas, etc., pero aceptando que aprendimos algo en el proceso.
Me parece que en la observación hemos perdido ingenuidad y creo que eso se nota a lo
largo de treinta años. La llegada del standup también nos hizo abrir un poco el espectro
de que no son graciosas solo siete cosas. Algo que descubrimos con Seinfeld es que mucho
de la cotidianeidad es gracioso también; la neurosis es un condimento que se fue haciendo
importante en la comedia en los últimos treinta años. Me parece que ahora hay una cosa
de hacernos cargo de quiénes somos arriba del escenario y no especular con que todo es
general. Viene de la mano de que somos muchos más, entonces ahora lo personal me hace
destacar. Por supuesto la irrupción con fuerza del feminismo cambió mucho y rápidamente.
Es mirar para atrás y decir che, esto era cualquiera cosa.
¿Pero hay cosas que son graciosas siempre y hay cosas que ya no se pueden usar, que
ya no van más?
Para mí es el contexto y quién lo dice, por supuesto. Los extremos siguen siendo graciosos.
Una mina talando un árbol sigue siendo gracioso. Pero no porque yo no me enamoraría de
esa mujer, perfectamente me enamoraría, pero la idea del chiste es la misma. Sigue siendo
gracioso porque es una en ciento cincuenta chabones malolientes que talan árboles. Si bien
lo masculino y lo femenino se están mixturando cada vez más, y creo que nos hace más felices
como especie, sigue siendo gracioso incluir en un mundo supermasculino lo feminizante y
viceversa. Si yo me pongo unas calzas y me pongo a bailar en el Colón, siendo petiso, sin
forma de bailarín, aunque tenga ritmo, es gracioso porque ese universo tiene sus reglas.
Sigue teniendo sus reglas. Entonces yo saltando con calzas soy gracioso. Un flaco musculoso,
no. Y eso aunque no lo quieras, va a seguir siendo gracioso hasta que el mundo alcance la
uniformidad total y sea el peor de los mundos posibles.
Lo peor que podemos hacer como sociedad es
habilitar la prohibición y la cancelación porque nos
estamos perdiendo al artista que va a revolear todo esto
¿Hay límites en los temas o es un contrato que se pacta con la audiencia?
Creo que los límites los tenemos cada uno de nosotros y sí, existen. Hay una fórmula que es
cuanto más cerca del límite estás, mejor tiene que ser el chiste. Si vos pasaste tu límite se va
a notar. El pacto tiene que ver más con el entorno, en ciertos lugares los límites se alejan y
en otros lugares se acortan. Creo que tiene que ver más con el comediante. Está buenísimo
escuchar gente que se vaya un poco al pasto. La verdad que lo peor que podemos hacer desde
el punto de vista humano es tirarle piedras al que pasa el límite. Si se pasa mucho objetalo,
discutilo, criticalo. Si se pasa muchísimo, hacele un juicio, qué sé yo, no importa. Pero lo peor
que podemos hacer como sociedad es habilitar la prohibición y la cancelación porque nos
estamos perdiendo al artista que va a revolear todo esto.
¿Y cuánto creés que influyó la aparición de internet, las plataformas y las redes en
nuestro consumo de humor?
Bueno, antes era la tele y si veías The Kids in the Hall te bajaba un tipo de humor, si veías Cha
Cha Cha otro, si veías a Francella otro, y entre todos ellos construimos una identidad. Creo
que hoy las redes cumplen esa función y es un poco lo que hablábamos antes, la repetición
del meme o del video "gracioso" que establece que A + B es gracioso. ¿Por qué? Porque A + B
es gracioso. ¡Y A + B no es gracioso! Banco todo y soy pro redes, pero esforcémonos un poco
más...
Otra cosa que también veo en las redes es un poco la muerte de la sutileza. A veces lo noto
en lo que yo hago. En redes es dulce de leche con chocolate con chispitas de cacao con azúcar
impalpable con duraznos en almíbar. Decís boludo, ¡con dulce de leche estábamos bien!
¿Pero porque juega la inmediatez de hay que salir y tengo que llegarte?
Porque el volumen está por sobre lo que hago y de vuelta, porque se da esta forma de
consumo. Nadie está en contra de la comida rápida, pero si comes todos los días comida
rápida nos estamos perdiendo, no caviar, nos estamos perdiendo un bife bien hecho, nos
estamos perdiendo una ensalada que tenga algo más que lechuga y tomate.
Lo bueno es que en el volumen también aparecen cosas hermosas que ayudan y que están
sumando. Pero en el volumen. Es ir al río a buscar oro y es barro, barro, barro, barro. Pero
bueno, eso es lo único que le critico a las redes y me lo critico a mí también.
Hacés standup, televisión, cine, streaming, Instagram. ¿Qué te da cada uno? ¿Se encaran
de la misma manera?
Cine hice muy poco y no termino de entender qué es gracioso y qué no. Confío mucho en que
hay alguien que tiene todo eso en la cabeza que se llama director, editor, y juntos van a hacer
algo que va a ser más o menos gracioso. El cine hoy en día es una puerta que me interesa
porque desconozco; ante la ignorancia me entusiasma un montón entender uy, ¿pero esta
escena era graciosa? Y después me veo y digo no, no era graciosa. Eso me gusta.
En la tele es una picardía la pérdida de presupuesto, que no se pueda hacer humor un poco
más producido. Lamento mucho la escasez de recursos del medio. Producción no es solo
poner plata y conseguir una camilla para que parezca un consultorio. Producción para que
no sea uno solo comiéndose la cabeza, que seamos siete, diez, veinte personas involucradas
tratando que eso salga bien. Las redes me divierten pero en algún momento, un guardapolvo
blanco no es un médico; el guion está bien pero en esto de abusar del corte y el remate, nos
estamos perdiendo esto que decíamos de un poco de sutileza.
¿Qué te dan las redes?
Alimentación todo el día. Voy, tiro, tengo respuestas, eso está buenísimo. Esto crece, esto no.
Esto es gracioso, esto no. Tengo mucho tiempo para desarrollar algo que me guste. Nadie me
impide cortar algo que no me gusta. Eso me parece tremendo. Las métricas. No soy un genio
pero me gusta ver los numeritos y las curvas. Y eso me parece que está buenísimo, que acá
lo tiene y está genial.
¿Y qué pasa con la radio y el teatro?
De la radio es lindo el encierro, es lindo estar en un mundo paralelo en el que no tenés
registro del otro y todo ocurre ahí. Todo depende de lo que ocurra en esa burbuja. Si no tenés
registro nunca de los demás te va mal, pero en el día a día está buenísimo hacer las cosas y
que no tengan una crítica inmediata.
Y el teatro es todo lo contrario, es lo que vos hacés. Si no tiene rebote, morís. Eso es lo que
más me entusiasma ahora, salir, tener a la gente, decirle bueno, está en mis manos que se rían
un montón o que se aburran. Eso es tremendo. Algo que tiene el teatro que creo que también
tienen las redes, en proporciones de tiempo distintas, es que tengo una hora y media para
hablarle a tu cabeza. En las redes tengo un minuto y medio, si se quiere. Pero en el teatro
tengo una hora y media para desarrollar un concepto, trabajarlo, no te vas a ir de ahí, tengo
todo para realmente generar algo que esté buenísimo. Si no lo genero es mi culpa. Ahí no hay
excusas. Eso me parece apasionante y creo que no se da en ningún lado.
La verdad es que hacer un evento para una empresa
es algo recontra áspero pero siento que te recibís de
comediante ahí. Me parece que cuando viene una marca
también hay algo del desafío, de que no sea una bosta lo
que tengo que armar. Que tenga más de tres likes porque
las marcas te tiran para abajo y que no sea un papelón y
que le sirva. A mí me gusta que las cosas sirvan, no me
chupa un huevo.
Trabajás con marcas hace un montón, te vienen a buscar. ¿Cómo es esa ida y vuelta?
¿Qué pasa cuando tenés una marca adelante?
Me gusta. Me parece que todo realmente es un desafío para la comedia. Como los eventos.
La verdad es que hacer un evento para una empresa es algo recontra áspero pero siento que
te recibís de comediante ahí. Me parece que cuando viene una marca también hay algo del
desafío, de que no sea una bosta lo que tengo que armar. Que tenga más de tres likes porque
las marcas te tiran para abajo y que no sea un papelón y que le sirva. A mí me gusta que las
cosas sirvan, no me chupa un huevo. A veces la paso horrible. La gente que la tiene clara
siento que es el 1 %. Yo no estoy en ese 1 % pero sí siento que ya van varios años que me
dieron un montón de cosas. Sacando el tema marcas porque pareciera que el problema es de
la marca, a veces hablo con los pibes y las pibas que están atrás de la marca, que tienen un
concepto de lo que son las redes y las redes son un concepto que dura dos meses, después
son otra cosa.
Claro.
Y hay una dicotomía entre quiero tu esencia pero necesito que la bajada sea esta. Que me
parece bien porque ellos tienen que comunicar algo, no es que yo puedo comunicar lo que
quiera. Pero el criterio para mí muchas veces es mirá, te juro que así no funciona. Decir esto,
esto y esto en las redes no sirve. Decí una sola cosa. Por supuesto, hay grandes marcas que
dejan todo en las redes, que la tienen re clara, y que trabajan con estrategias conscientes y
de las difíciles.
En publicidad se habla de la vuelta del humor. Después de la pandemia y conflictos
sociales que nos tiraron muy abajo, donde las marcas no querían arriesgarse a herir
alguna sensibilidad en un contexto de corrección política total, ahora empiezan a
buscar nuevamente esa conexión a través del humor. Pero esta es una visión desde
adentro de la industria. Cómo lo ves vos desde la gente. ¿Hubo esa corrección política,
esa seriedad, o no?
Mirá, entre esa cosa que llamamos corrección política, entre esa otra cosa que llamamos
ideología política, que es algo más difuso todavía, me parece que lo que hubo es un montón
de pelotudos enojados. Que nada tiene que ver con "yo creo que", "yo pienso que". No estoy
pensando, estoy convencido de algo y vos sos un forro. No hay pensamiento en el medio. Hay
veces que posteo unas cosas que son claramente una pelotudez y gente que devuelve mensajes
de 25 líneas que empiezan diciendo "entiendo que sea humor pero...". Y la respuesta es no
entendiste que es humor. Y no entendiste que me importa tres carajos lo que vos pensás. Y
menos por este medio.
Sí, yo creo que existió fuerte y que sigue existiendo y va a seguir existiendo. Me parece que
lo que desapareció es la idea de puedo conformar a la mayoría.
Es muy fácil con el humor meterme en la cabeza de otro. Es realmente sencillo. Sobre todo si estamos más o menos de acuerdo. Porque vos necesitas validar lo que querés y yo tengo la herramienta para que esa validación sea rápida, simple de entender y efectiva. Eso es un chiste.
Hay una marca que es Liquid Death, un agua en lata, que ahora es furor por su
comunicación. Y el CEO contaba que no tiene un departamento de comunicación y
marketing sino que tiene una mesa de comediantes al mejor estilo Saturday Night
Live. Incluso lo que hace Ryan Reynolds con su gin, con Deadpool, o Ricky Gervais que
sacó su vodka, es como otra mirada para hacer las cosas. Es de una transparencia total
donde se ríen de todos los conceptos de marketing y el querer agradarles a todos.
Creo que el humor es un lindo refugio para la ignorancia porque de forma relativamente
sencilla te pueden plantear un concepto. Y si vos estás más o menos de acuerdo conmigo me
lo vas a comprar. Si yo te tiro el chiste correcto sobre un vodka o un gin, es mucho más fácil
que si tengo que elaborar un quilombo alrededor de eso. El humor tiene a favor eso, con un
buen chiste ya pasé por arriba a todos los conceptos no graciosos. Por ahí el mejor de los
otros le gane al mejor de los chistes. Pero es muy fácil con el humor meterme en la cabeza
de otro. Es realmente sencillo. Sobre todo si estamos más o menos de acuerdo. Porque vos
necesitás validar lo que vos querés. Y yo tengo la herramienta para que esa validación sea
rápida, simple de entender y efectiva. Eso es un chiste. Eso está buenísimo del humor. No sé
si le va a servir para toda la vida pero para arrancar a vender agua, se lo re banco.