ChatGPT cumplió dos años. Nada. Pero parece muchísimo teniendo en cuenta todo lo que
logró en pocos meses. Cambió nuestra manera de interactuar con la tecnología y redefinió
conceptos en áreas como el aprendizaje, la productividad, los negocios, la creatividad y la
comunicación. Cada vez más personas buscan información en ChatGPT antes que en Google.
Por primera vez en su historia, el buscador tiene un competidor serio.
Ninguna otra aplicación en la historia como ChatGPT se convirtió tan rápido en el aliado
digital de millones de usuarios, de todas las edades y profesiones. Algunos analistas aseguran
que estamos dejando atrás la era de la información para entrar en la de la imaginación.
La empresa OpenAI, propietaria de ChatGPT, dijo que ya cuenta con 300 millones de usuarios
semanales (personas que lo usan al menos una vez por semana). En agosto de este año eran
200 millones. Un crecimiento que parece imparable.
La IA generativa (Gen AI) parece, hasta el momento, no encontrar su meseta. Cada semana
surgen nuevas aplicaciones para generar imágenes, videos, audios y todo tipo de contenidos.
Y según las proyecciones de Gartner, seguirá creciendo en los próximos años. Desde la
consultora señalan que, para 2026, más del 80 % de las empresas habrán usado alguno de
los modelos de Gen AI o implementado aplicaciones habilitadas para Gen AI en entornos
de producción. La empresa Red Hat (que apuesta fuerte a la IA con soluciones de código
abierto) sostiene que ese crecimiento también pone de relieve los desafíos que enfrentan
las organizaciones al lidiar con la IA. Por ejemplo, más del 30 % de estos proyectos deberán
abandonarse a finales de 2025 debido a la baja calidad de los datos, un control de riesgos
inadecuado, poca percepción de valor y altos costos.
Pero el futuro se puede espiar. Para hacer frente a algunos de estos desafíos las organizaciones
deberán avanzar en los llamados agentes, que son componentes de software más simples
que se conectarán a las aplicaciones existentes para modernizarlas. Además, se espera que
el mercado vuelva a las aplicaciones predictivas de IA, y más de la mitad de los casos de
inteligencia artificial se centran en ofrecer personalización al cliente y optimización de la
cadena de suministro.
Hay otros desafíos como los derechos de autor (¿de quiénes son los contenidos que
generamos a diario?), el impacto en el medio ambiente y la huella que deja el uso de la IA,
los sesgos raciales, de género, culturales, etc., de los algoritmos, el futuro del trabajo, el tema
regulatorio... hay demasiado trabajo por delante.
Sobre el cierre del año, Grok la plataforma de GenAI de X (ex-Twitter, de Elon Musk desde
2022) decidió ofrecer gratis la generación de imágenes muy realistas sin ningún tipo de
filtro. Millones de usuarios inundaron X y otras redes con imágenes muy logradas de Milei
saludando a Perón, Menem y Messi, Cristina y Macri, el papa Francisco, Darín y Francella y
el Diego. En el mundo pasó lo mismo y circularon imágenes racistas (como la estrella del
Barcelona Lamine Yamal robándole a una anciana por la calle, entre otras). Pero Musk sigue
firme en su idea de "favorecer la libertad de expresión" y, de paso, aprovecha el vacío legal
que provoca la falta de una ley que regule el accionar de la IA.
Hablemos de la regulación. Este año que se va pasará a la historia por ser el de la sanción
de la primera ley de IA. Fue Europa, como casi siempre, la región que lideró el tema con la
implementación de su ley de IA, que busca equilibrar innovación, derechos de autor y derechos
civiles. La norma prohíbe aplicaciones de alto riesgo, como sistemas de puntuación social en
base al comportamiento digital, y regula la recolección de datos biométricos sensibles, por
ejemplo.
El marco legal busca establecer un balance entre la inversión privada, la seguridad y el
avance tecnológico, con la idea final de asegurar un desarrollo responsable de la IA que no
perjudique a las personas.
Todavía no se implementó. La ley no es suficiente pero es algo. Sobre todo por el efecto
contagio. Ya varios países fuera de Europa empezaron a delinear sus propias leyes para
enfrentar los varios dilemas éticos y jurídicos que plantea esta tecnología (en nuestro país
ya hay por lo menos seis proyectos de leyes distintos).
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Que pasamos mucho tiempo conectados no es ninguna novedad. Pero ponerlo en cifras
siempre sirve para apuntalar las ideas con datos concretos. Los que tenemos entre 30 y 50
años, cuando tengamos 80 habremos pasado conectados un total de 17 años. Es decir, el
mismo tiempo de toda nuestra infancia + la adolescencia. Es un dato contundente.
Pocos días antes de terminar el año, Pew Research publicó algunos datos de su famoso
sondeo online. Aunque su foco es el público norteamericano, sus hallazgos sirven para pintar
tendencias globales. Sobre el uso de redes sociales entre adolescentes de 13 a 17 años. Acá
dejo cinco datos que me llamaron la atención:
1. Siempre online. Si les preguntan si están "casi constantemente" en internet, un 46
% de los adolescentes dice que sí. Casi la mitad de los chicos. Hace una década, la misma
pregunta daba como resultado que un 24 % estaba en modo online perpetuo.
2. YouTube es la nueva televisión. Ninguna otra red le hace sombra. El 90 % de los
adolescentes usa YouTube. Nada ni nadie, por ahora, le quita la corona del rey indiscutible.
Es la televisión de esta generación.
3. TikTok, la identidad. Con un 63 % de usuarios adolescentes, TikTok se posiciona
como la red más femenina, popular entre familias de menores ingresos y con una inclinación
hacia sectores progresistas. Es la red que define más que nunca los intereses de su audiencia.
4. Facebook y X, el pasado. Esto no es nuevo, pero no deja de ser interesante. La caída
de Facebook fue del 71 % entre adolescentes en 2014 al 32 % actual. Es decir, casi que no
hay adolescentes que entren a la vieja red de Zuckerberg. Y X (antes Twitter) pasó de caer un
33 % al 17 % en una década. Parece que entre YouTube, TikTok e Instagram, no queda más
espacio para las viejas glorias.
5. Crece WhatsApp. Aunque en Estados Unidos la hegemonía del iPhone prioriza el
uso del iMessage, WhatsApp empieza a ganar terreno. Su uso subió del 17 % al 23 % en los
últimos dos años. En Europa y América Latina, el panorama es muy distinto. Acá WhatsApp
es el rey absoluto.
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Hay por lo menos tres palabras del año. Según la Universidad de Oxford fue "brain rot".
Significa algo así como "podredumbre cerebral". Es el término para describir la sensación
que experimentamos después de pasar demasiado tiempo girando sin rumbo por las redes
sociales en el celular. Especialmente cuando vemos pavadas en videos cortos en TikTok,
Instagram y similares.
Según el diccionario, "brain rot" es "el supuesto deterioro del estado mental o intelectual de
una persona, especialmente visto como el resultado del sobreconsumo de material online
considerado trivial o poco desafiante".
Para el otro diccionario, el de Cambridge, la palabra del 2024 fue "manifest". Este término,
popularizado por celebridades como la cantante Dua Lipa, cobró relevancia por su conexión
con la práctica de la manifestación, una técnica que combina visualización y afirmaciones
con la intención de alcanzar metas personales. Parece que ahora no solo alcanza con desear,
sino que también hay que "manifestarlo". Y bue.
En cambio, según la RAE, la palabra fue "Dana" por las inundaciones de fines de octubre en
el sur de Valencia.
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Llámame por mi nombre
La competencia en el mundo de la IA está al rojo vivo y todo indica que se profundizará en
2025. Cada vez más empresas lanzan sus productos, plataformas, aplicaciones, etc. El ritmo es
tan vertiginoso que todas las semanas hay novedades. Pero eso genera un problema creativo:
los nombres (o sea, las marcas). Google pica en punta por la cantidad de nombres: primero
Bard, después fue Gemini (ahora ya en la versión 2.0 Flash Experimental) y un asistente
de programación llamado Jules. Y también Astra, una IA que promete "ver y describir el
mundo" desde donde estemos. ¿Quieren más? Todo está dentro del Mariner Proyect, un
agente inteligente pensado para ejecutar tareas por nosotros. Y hay que sumar también las
plataformas de contenidos Imagen 3 para imágenes y Veo para generar videos. En algún
momento van a tener que unificar todo en una. O llamar a un publicista para poner orden
entre tantas marcas.
A todas esas hay que sumarle una docena de apps nuevas para generar todo tipo de contenido
como Mid Journey, Dall-e, Fima, Leonardo, Looka, Hey Gen, Claude, Notion, Gamma, Canva,
Runway, Jasper y una lista que parece infinita.
Mientras tanto Apple, siempre obsesionado con simplificar todo, integró a ChatGPT a su
sistema operativo y a todo eso lo llamó AI:
Apple Intelligence.
Todo lo que vemos ahora de IA es peor que lo que veremos de acá en adelante. Aunque
ahora algunos hablan de una meseta después de tanto crecimiento, la IA generativa solo
puede mejorar y sin dudas lo hará, día a día, semana a semana, mes a mes. Por eso siempre
digo que todavía no vimos nada. O muy poco. Los avances impresionan. Solo hay que ver
unos segundos de video de Sora (de Open AI), Pika o Veo (de Google/Gemini) que se pueden
lograr mediante un simple prompt en castellano y quedar estupefacto. ¿Ese video lo hice yo?
Así parece. Si esta calidad de imágenes se pudo lograr con aplicaciones que tienen apenas
unos meses de funcionamiento, la pregunta surge sola: ¿qué podremos ver y hacer en apenas
cinco años?
Nos encontramos en el año 0 de la IA generativa, en el momento equivalente al nacimiento
de Internet, años antes de que existiera Google, Amazon, Facebook, Netflix, los portales de
información, etc. Por ahora, aunque no parezca, la IA da sus primeros pasos. ¿Quién se anima
a pronosticar lo que veremos en diez años? Yo ni loco.
Gurúes pesimistas sobran. Como Yubal Harari, que este año publicó Nexus, su nuevo libro
sobre la IA. No cuenten conmigo para sumarme a ese tren. Tampoco es que yo sea un
tecno optimista de esos que creen que con la IA se solucionarán todos los problemas de la
humanidad. Ni cerca estoy de pensar eso. Pero si soy de los que piensan que la tecnología,
en los últimos 100 años, nos hizo mucho más fácil la vida, nos hizo más conectados y nos dio
varias herramientas para concretar cualquier tipo de sueño o anhelo personal y profesional.
¿Hay problemas? Sí. Siempre, por supuesto. ¿En qué momento de la historia no los hubo?
Pero eso no significa que estemos en el camino equivocado.
Por eso, brindemos y levantemos la copa con una ilusión. La que sea.
Mañana siempre es mejor.
¡Feliz 2025!