Por Horacio Marmurek Periodista de cultura y espectáculos
Los aniversarios tienen la ventaja de poder mensurar los puntos de partida
y revisar el camino recorrido. Este año en particular se dan dos fechas
importantes en el mundo del entretenimiento que, además, moldearon
nuestra época. 28 años atrás nacía Netflix; 20 años atrás, YouTube. Dos
aplicaciones ineludibles para hablar de contenidos, para la vida cotidiana
de una buena cantidad de usuarios, para la economía de varios ecosistemas.
¿Existirían los creadores de contenido sin YouTube? ¿Existirían las
plataformas de streaming sin Netflix?
Las fechas de nacimiento de cada una de ellas podrían indicar que la más vieja fue la que
tuvo que abrir o marcar el camino, pero lo paradójico es que ocurrió lo contrario. Como el
público se renueva se puede volver a contar que el Core business original de Netflix era el
alquiler de películas y que la parte tecnológica fue posterior.
El caso de YouTube es directamente digital y, como en otros tantos casos, la idea original
nada tuvo que ver con el resultado final. Un 14 de febrero de 2005 Steve Chen, Chad Hurley
y Jawed Karim, empleados de Pay Pal por aquellos días, pusieron en línea una plataforma de
citas. La idea era que los usuarios subieran videos cortos de presentación. Como plataforma
de encuentros el proyecto fue un fracaso, pero como servicio de suba de videos, un éxito.
ME AT THE ZOO, PRIMER VIDEO SUBIDO YOUTUBE (ABRIL DE 2005) POR YAKOV LAPITSKY, AMIGO DE LA SECUNDARIA DE JAWED KARIM, UNO DE LOS COFUNDADORES DE LA PLATAFORMA.
Con esa nueva premisa YouTube se transformó en un servicio de alojamiento de videos el 23
de abril de 2005. nUn año y medio después, Google compraba el proyecto por 1650 millones de
dólares. Chen sigue en Google, Hurley se compró algunos equipos deportivos y coqueteó con
la F1, mientras que Karim se dedicó al mundo académico y las asesorías de otras empresas.
Ninguno supera, hoy, los cincuenta años. Este no es un artículo más que celebra la juventud
de los creadores de Silicon Valley o que endiosa a los pioneros de internet. Pero vale destacar
que los tres ingenieros no tenían tan claro el futuro de las plataformas y que tampoco fue un
negocio diseñado estratégicamente.
En dos décadas de vida YouTube creó la economía de los contenidos, se peleó por los derechos
de copyright y se transformó en una de las plataformas más usadas del mundo.
Facebook es quien ostenta el liderazgo en usuarios, pero junto con TikTok es la app donde
más tiempo pasan quienes tienen smartphones.
Es la plataforma más vista en los televisores, más que Netflix, y encima supera a Spotify en la
preferencia por la escucha de música, 2000 millones contra 600 millones de los suecos.
Es la única plataforma que compite con las redes sociales, las plataformas de streaming y
las apps musicales. Es la que mejor funciona no importa el soporte, televisor, smartphone o
pc. Hay películas descatalogadas, recitales perdidos, discos inhallables, videos familiares y
muchos, muchos canales de contenido original hechos para YouTube.
La historia de Netflix es, si se quiere, más lineal. Servicio de alquiler de películas primero,
empezó oficialmente su actividad un 29 de agosto de 1997 y no fue hasta el 14 de abril de
1998 que lanzó su sitio web desde donde podías pedir tu película favorita para que llegara
a tu domicilio. La gracia del sistema era elegir una película en línea, pedirla, que llegue y
devolverla cuando querías sin recargo.
Más adelante llegó el servicio de suscripción. Ahí se podían alquilar de forma ilimitada
películas con el pago de un abono mensual. Esa novedad permitió un crecimiento exponencial
de clientes y capitalización. Quizás las nuevas generaciones no sepan que en los 90 había que
ir a un lugar para buscar las películas que querías ver en tu casa y después devolverlas al
mismo lugar. Y que si no lo hacías en tiempo y forma te cobraban una multa.
Netflix con su servicio de correo centralizado no tenía el costo de los locales o de las franquicias
que eran el modelo de negocio de Blockbuster, la mayor cadena de alquiler de videos de ese
tiempo. En 2002 comienzan a cotizar en bolsa y con esa capitalización desarrollan su servicio
de streaming que se lanza en 2007.
El primer programa original de la empresa no es, como se piensa habitualmente, House of
Cards sino Lilyhammer, la historia de un mafioso de New Jersey que se va a vivir a la ciudad
noruega que da título a la serie. De ahí en más la historia del entretenimiento empezó un
camino de cambios que aún no termina. La empresa que era un videoclub marcó el ritmo
de la industria y modificó la forma de presentar y consumir lo que ahora denominamos
?contenidos?.
LILYHAMMER ES LA PRIMERA SERIE ORIGINAL DE NETFLIX, CON MÚLTIPLES REFERENCIAS A LOS SOPRANO, UNA DE LAS MÁS FAMOSAS SERIES DE HBO
¿La tecnología de YouTube fue la que permitió que Netflix pudiera alojar y distribuir todos
sus productos? La lógica con la cual se dan los hechos indica que existe una correlación.
Lo mismo que sucede cuando durante buena parte de la década de 2010 se percibía a la OTT
como una empresa tecnológica antes que una productora de series y películas.
El algoritmo recomendador, las opciones de fotos personalizadas, el concepto de experiencia
del usuario y la suscripción como base de los ingresos podemos agradecérselos a Ted Sarandos
y compañía.
YouTube, por otro lado, sigue sin ser aceptada como una plataforma de entretenimiento:
parece que los usuarios la ven como una herramienta más del menú de Google. O por lo
menos para quienes la conocieron apenas nació.
La economía de los creadores de contenidos nace, crece y se reproduce con esta plataforma.
Desde el tutorial más sencillo hasta las conferencias TED, pasando por animaciones simples,
videos de gatitos y conversaciones familiares, conviven un montón de usuarios intentando
destacar en el algoritmo que marca el ritmo de consumo de los que abren el ícono del play
rojo en una pantalla. Sencillo y concreto. Darle play es abrirse a un montón de mundos.
Sin YouTube, Meta no tendría su desarrollo de publicidad y creadores, ni TikTok estaría
volcando sus contenidos a videos más largos para competir de igual a igual en la atención
del público.
Mientras la industria da por ganadora de las guerras del streaming a Netflix, nadie habla de
YouTube como un contendiente. ¿Porque juega en otra liga? ¿O juega en todas las ligas?
Lo más interesante de YouTube son los fenómenos que crea, desarrolla y consolida, que
después aterrizan en otras plataformas. Mr. Beast es uno de esos ellos. Más de 377 millones
de suscriptores, productos propios y giras mundiales llevaron a Amazon a ofrecerle hacer su
reality show. Uno de los más grandes y fastuosos con premios en dólares multimillonarios.
Una apuesta que no se sabe si conforma a los seguidores de las redes o tracciona nuevo
público para el influencer.
MR. BEAST
Otros de esos casos de estudio pueden ser los hermanos Paul, Logan y Jake, Jake y Paul.
Celebridades de internet que tienen sus podcasts, sus productos de venta y una genuina
intención de extenderse por todas las plataformas del entretenimiento. Max estrenó hace
muy poco una serie sobre ellos, donde vemos sus inicios y sus conflictos. Mientras el hermano
mayor, Logan, hace lucha libre y trabaja en la WWE, que emite Netflix, el menor, Jake, boxea
y desafió a Mike Tyson a una pelea que emitió Netflix como un gran evento.
Estos hermanos se definen como las ?Kardashian con testosterona? y en su reality show
exploran sus vidas y la necesidad de ser tu propio producto al cual no podés dejar descansar.
Solo algunos ejemplos de celebridades de YouTube, esa economía de los creadores de
contenidos que consiguen hacerse parte del ecosistema de las plataformas para hacer girar
aún más las ruedas del negocio.
Mientras Netflix y YouTube están consolidados, nadie recuerda las batallas por los derechos
y propiedades intelectuales que se alojaron y generaron en estos 25 años. Infringir el uso
de marcas registradas, pelear por los copyright de un programa, desligarse de los creadores
que infringen las normas que se hacen, fue una de las batallas que dio YouTube. La discusión
por cuánto se pagaba por la emisión del catálogo de tal o cual productora fue la de Netflix.
El futuro de todas las plataformas tiene otros desafíos por delante, y de quienes estamos
hablando no estarán exentas de lidiar con ellos. Por ejemplo, el desarrollo de la IA y las
distintas aplicaciones que se podrán aplicar en el mundo del entretenimiento.
No es que estas herramientas no están siendo utilizadas en este momento, pero la variable
de generación de contenidos es el verdadero desafío que se viene.
La última huelga de guionistas y actores tuvo que ver con cómo se aplicaban estos elementos
en la creación de ahora en más, pero aún no había vuelto Trump al poder.
La empresa creadora de ChatGPT, OpenAI, pidió cambios fundamentales en la ley de derechos
de autor de los Estados Unidos que permitirían a las empresas de IA utilizar obras con
copyright sin permiso o compensación a los titulares de derechos. Eso es de acuerdo con
una nueva presentación de políticas a la Oficina de Política de Ciencia y Tecnología (OSTP)
de la Casa Blanca. Esta iniciativa produjo una reacción de la comunidad artística que derivó
en una carta abierta firmada por más de 400 artistas de primera línea como Paul McCartney,
Ben Stiller, Bette Middler, Paul Simon, entre otros, pidiendo al gobierno que no deje que esto
suceda.
La presentación, presentada por OpenAI el 13 de marzo, es parte de la respuesta de la compañía
de tecnología a la solicitud de información de la administración Trump sobre el desarrollo
de un Plan de Acción Nacional de IA. Un plan que intenta competir directamente con China
por la supremacía del uso de las herramientas que definirán el futuro de la humanidad.
Tanto OpenAI como Google presentaron marcos de políticas detallados que podrían afectar
significativamente a los titulares de derechos musicales y a otros creadores de contenido.
Estas presentaciones representan un posicionamiento político de alto riesgo a medida que la
administración Trump desarrolla su Plan de Acción de IA, que podría dar forma fundamental
a cómo se protegen, o no, las obras creativas en el ecosistema de IA en rápida evolución.
En un país donde durante años el Ratón Mickey fue el símbolo de los derechos protegidos
(debería de haber entrado en dominio público hace mucho), resulta paradójico que hoy todas
las producciones artísticas pasen a ser un insumo de algunas empresas tecnológicas en pos
de un mañana que no sabemos qué traerá. Solo podemos imaginar que habrá menos artistas
cobrando por su trabajo. Netflix lo había esbozado en la última temporada de Black Mirror
con el capítulo ?Joan es horrible?, donde una IA hacía una serie sobre la vida de una mujer sin
preguntarle si eso era lo que querían. Esa idea que parecía disrupción era mera anticipación.
Un ejemplo claro de lo que llevaría a la huelga de actores y guionistas.
JOAN ES HORRIBLE, CAPÍTULO QUE ABRE LA SEXTA TEMPORADA DE LA SERIE BLACK MIRROR.
Mientras tanto YouTube sigue siendo la mayor plataforma de videos del mundo occidental.
Alimentada a cada minuto por todos nosotros con alguna colaboración, comentario, video,
visualización. Y esta plataforma es de Google, una de las interesadas en no pedir ni tener que
preguntar para alimentar su IA, Gémini o como se llame la próxima.
Un cuarto de siglo atrás, la disrupción empezó por hacer online lo que antes hacíamos yendo
a buscar un video a un local. Veinte años atrás un intento de aplicación de citas derivó en un
mundo de contenidos imparable.
Imaginar el próximo paso en el mundo de los contenidos es hoy asomarse a un abismo donde
el fondo aún es oscuro.