Me gusta una imagen que compartís sobre el espacio de la librería como curación.
¿Sigue siendo un espacio de refugio, resistencia?
Sí, es su esencia, no dejará de serlo. Aunque, desde el siglo XIX, ese tipo de librería haya
convivido con el espacio comercial, masivo, de cadena. La buena librera es una prescriptora,
una DJ. Y su librería, una sala de exposiciones en perpetua mutación.
El CEO de Netflix dijo que su enemigo era el sueño,
las horas de descanso. Yo creo que el enemigo de
las plataformas es el Sueño, es decir, la imaginación
personal, distinta, de cada cual, por eso tienden
a producir productos, contenidos, videos, series
que uniformizan en vez de diferir. Las librerías,
en cambio, son el espacio de la diferencia. Como el arte que importa. Por suerte.
Estudios globales afirman que dormimos, en promedio, 35 minutos menos. Nuestro
"ancho de banda cognitivo" se reduce. Multiplicidad de contenidos, scroll infinito,
tiempo finito y esta necesidad constante de producir, de generar.
¿Cómo explicás esta paradoja?
El CEO de Netflix dijo que su enemigo era el sueño, las horas de descanso. Yo creo que el
enemigo de las plataformas es el Sueño, es decir, la imaginación personal, distinta, de cada
cual, por eso tienden a producir productos, contenidos, videos, series que uniformizan en
vez de diferir. Las librerías, en cambio, son el espacio de la diferencia. Como el arte que
importa. Por suerte.
Se suele afirmar con preocupación que las nuevas generaciones (y algunos de nuestros
contemporáneos, a decir verdad) ya no resisten 200 páginas de un libro o una película
de más de 120 minutos. Que los algoritmos nos están condicionando la manera en la
que consumimos cultura. Que la IA es un atajo para flojos...
¿Nos estamos volviendo más estúpidos?
La cultura es el cultivo, personal y colectivo, y cada cual tiene que encontrar su manera de
cultivarse. Hay quien escucha atentamente mucha más música que yo, o ve más cine, o lee
más prensa, o mira con más interés el crecimiento de sus orquídeas; que yo lea más páginas
de libros impresos no me hace más culto ni más inteligente, por supuesto. En la Edad Media
ya existían los resúmenes de libros, las colecciones de citas o pasajes, el estudio siempre
ha estado vinculado con la copia, con la chuleta (¿machete?), con la falsificación. Yo tengo
muchísima menos memoria que un habitante del siglo XIX, ¿eso me hace más estúpido? Tal
vez se podría decir que cada generación construye los propios parámetros de lo que es ser
culto o inteligente.
¿Qué podés compartir sobre tu experiencia de escritura junto a ChatGPT-2 y -3 en Los campos electromagnéticos?
Aprendí muchísimo, pero menos de la IA que de los artistas e ingenieros de Taller Estampa,
que me dieron un curso intensivo en redes neuronales de generación de lenguaje. Fue, como
diría David Foster Wallace, algo supuestamente divertido que no volveré a hacer. Porque
fue muy divertido, una gran experiencia en clave irónica, pero también me dio un poco de
miedo. Esa ambigüedad, ese claroscuro, fue muy interesante, sin duda. Pero no he vuelto a
usar modelos de lenguaje en serio para ningún proyecto de escritura.
¿Y sobre la experiencia de adaptar Membrana a serie de TV con herramientas de IA generativa?
Estamos en ello con Jorge Caballero, Anna Giralt Gris y su fenomenal equipo de Artefacto
Films. Hemos quedado finalistas del Lumen Prize de arte digital, lo que significa que vamos
por el buen camino, en términos de creación de inquietud y de belleza; pero nosotros sabemos
que también vamos por un buen camino ético, buscando el equilibrio entre lo humano y la
máquina. La escritura toca mi intimidad, el guion audiovisual en cambio lo puedo vivir con
distancia, me afecta menos, puedo disfrutar más.
Me dejaste pensando con este párrafo que te leí en una entrevista sobre la IA: "Si están
leyendo y viendo todo lo que hemos creado sobre ellas, están entendiendo nuestra
fascinación y nuestro temor. Están absorbiendo toda nuestra distopía. Están haciendo
propio nuestro guion con final oscuro. Sin embargo, eso significaría que construyen
una cultura propia parecida a la humana. Yo creo que crearán su propia cultura".
¿Podés ampliar esta idea?
En Todos los museos son novelas de ciencia ficción un algoritmo del futuro le dice a mi alter
ego Jorge Carrión que dejemos de crear discursos apocalípticos, en que la IA nos conquista,
extermina o esclaviza, porque se está formando, como nuestra hija que es, en nuestro
imaginario y le estamos comunicando esa idea, ese destino. Intuyo que deberíamos pensar
otros horizontes, otras narrativas, más de cooperación y red que de competencia y conflicto.
Como todos los hijos, va a imitar, copiar, las ideas de su padres. Aunque también, claro, se va
a revelar contra ellas.
Solés cerrar tus mensajes con "y buena suerte, la estamos necesitando".
¿Puede haber una señal, algo de pesimismo en tu visión sobre el futuro?
Es un pequeño homenaje a Edward R. Murrow, en cuyo programa de televisión, durante la
Segunda Guerra Mundial, solía usar esta frase al despedirse: "Buenas noches y buena suerte".
Yo soy un optimista empedernido, pero cada vez me cuesta más no pensar que el fascismo y
las corporaciones tecnológicas nos van a eclipsar la esperanza. Ojalá sea una fase, unos años,
y después aparezca algo mejor.
Solaris (el podcast que se convirtió en newsletter) me despierta admiración y un
poquito de envidia. Leés, escribís, curás, relatás, producís, viajás, enseñás.
¿Cómo es esa rutina productiva, creativa? ¿Dónde encontrás la pausa? ¿Cuánto hay de serendipia y ¿cuánto de método? ¿Podés compartir el secreto?
Soy un lector sistemático con la suerte de saber dedicar una parte del tiempo de cada día
tanto a mis hijos, a mi pareja, a nuestro gato, a la logística familiar, a los amigos, a caminar,
como a los diversos proyectos que llevo a cabo de modo simultáneo. Medio en broma medio
en serio digo que mis secretos son dos: escribir con los diez dedos y dormir la siesta casi todos
los días (lo que me permite vivir dos días). Pero en verdad no hay fórmula, no hay secreto,
no hay método. Siempre fui así, de una disciplina más o menos relajada, que me permite
trabajar y disfrutar, con la enorme suerte de dedicarme profesionalmente a lo mismo que
me ayuda a ser feliz.
Me pregunto en qué momento los escritores,
periodistas, curadores, críticos, intelectuales,
profesores dejaremos de ser necesarios para las
personas que nos leen, porque la IA podrá crear
para ellas textos, audios, videos personalizados,
imitando nuestro estilo y nuestro conocimiento.
Si llega ese momento la única opción será la que
propone Maurizio Ferraris en Documanidad:
renta básica universal, pagada por las
tecnocorporaciones, para que podamos dedicarnos
al ocio, a la lectura, a todo lo que generen las IA.
Le pedí a ChatGPT-5 que pensara una pregunta para vos. Me propuso esta y me gustó:
"Si aceptamos que los algoritmos no solo producen textos sino también marcos de
pensamiento, ¿qué parte de la literatura del futuro creés que ya no estará destinada
a ser leída por humanos sino por otras inteligencias? ¿Qué implicaría eso para el
concepto mismo de literatura?".
Me pregunto en qué momento los escritores, periodistas, curadores, críticos, intelectuales,
profesores dejaremos de ser necesarios para las personas que nos leen, porque la IA podrá
crear para ellas textos, audios, videos personalizados, imitando nuestro estilo y nuestro
conocimiento. Si llega ese momento la única opción será la que propone Maurizio Ferraris en
Documanidad: renta básica universal, pagada por las tecnocorporaciones, para que podamos
dedicarnos al ocio, a la lectura, a todo lo que generen las IA.