Hace veinte años abrimos junto a mi socio Sebastián Almada la agencia de social media
TercerClick. La idea inicial era gestionar la pauta publicitaria para mi blog (eBlog) y otros
blogs. Llegamos en muy poco tiempo, gracias al auge de los blogs de aquel momento,
a poner avisos publicitarios (banners) para marcas en más de treinta blogs. Trabajamos
con bloggers, para que mencionen las campañas en sus posts y también en sus redes como
Twitter y Facebook. Nacían los influencers (que en ese momento todavía no se llamaban así).
Después construimos las primeras fanpages para las marcas en Facebook, sus perfiles en
Twitter y YouTube y también generamos la creatividad y el desarrollo de campañas e incluso
produjimos piezas en video. Sin saberlo nos transformamos en la primera agencia integral de
social media del país, haciendo de community managers antes de que el rol siquiera existiera
oficialmente en las estrategias de marketing.
Generábamos contenidos, gestionábamos comunidades y trabajábamos con más de cincuenta
clientes de primer nivel: McDonald's, Samsung, MTV, Pepsi, Chevrolet, Telefónica, Heineken,
Nike y Adidas, entre muchos otros. Fueron años de mucho aprendizaje y crecimiento, y de
una energía increíble. Fuimos testigos privilegiados del nacimiento y del crecimiento de una
nueva manera de comunicación que aún hoy continúa y se expande, ahora, a Instagram,
TikTok y al streaming.
Pero hacia 2015, por distintos motivos, sentimos que era el momento de cerrar esa etapa.
Nos cansamos, dijimos "basta" y le bajamos la persiana a TercerClick.
Traigo este recuerdo porque en ese camino trabajé codo a codo con muchos brand managers
y aprendí de ellos que la marca es intocable, que los colores, las formas y el logo jamás se
tocan ni se manchan. Me acuerdo de uno (hoy al frente de una compañía como CEO) que nos
volvía locos con cada detalle, imperceptible, pero para él era casi una herejía. Incluso una vez
me llamó a la noche, tarde, para pedirme que por favor cambiáramos una foto de un posteo
porque en la imagen había un hombre pelado entre un grupo de amigos. "No queremos que
se nos asocie a la caída del pelo", fue su respuesta, tajante. Me parecía ridículo pero hoy, más
maduro (y sin tanto pelo), lo entendí. La función del brand manager es cuidar la marca en
todo momento y lugar, como si fuera un guardaespaldas de un presidente capaz de dar su
vida por la de su jefe.
* * *
En pleno auge actual de la IA generativa, quienes seguimos de cerca lo que hacen las marcas y
la industria publicitaria, vemos cómo todos los días aparecen nuevos avisos, piezas, gráficas,
etc., "hechas con IA". Lo anuncian como si fuera un mérito en sí mismo, poniendo por encima
la manera de producción por sobre el mensaje de la marca. Leemos casi a diario: "(X marca)
lanza por primera vez su comercial producido íntegramente con inteligencia artificial" como
título de la noticia. ¿Y el mensaje? ¿Y el producto? ¿Y la promo? Hay una docena de ejemplos,
en todos los países. Pueden googlear. Suena tan ridículo como si hace unos años una marca
hubiera anunciado que las piezas audiovisuales de su campaña fueron filmadas en 4K.