opinión : tecnología

Acelerar en la curva


Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando...

Por Lalo Zanoni
Periodista especializado en comunicación digital y nuevos negocios


Entre las varias frases que se repiten sin parar en los medios y redes sociales durante lo que va de esta pandemia y cuarentena, hay una que se refiere a que el mundo no será el mismo después de esta crisis. Que va a cambiar. Sin embargo, nadie sabe exactamente qué va a cambiar, ni cómo, por la sencilla razón de que tampoco nadie sabe bien qué tipo de mundo quedará cuando pase todo este asunto. ¿Será mejor o peor? ¿Veremos un mundo más amable, humano e inclusivo o, por el contrario, más despiadado, individualista y depredador de sus recursos?
Pero que va a cambiar, va a cambiar, repiten casi todos como un nuevo mantra. Yo no estoy tan seguro. O sí. Es decir, el mundo cambia siempre, constantemente. Y más en las últimas dos décadas. El tema es la velocidad de ese cambio. A veces es más lento, a veces más rápido. Tal vez podemos coincidir en que el coronavirus acelerará algo que, como un jinete pura sangre, ya venía galopando en el horizonte: la transformación digital.
Porque siempre la tecnología se mueve con una lógica diferente del resto de las industrias. Mientras en estos meses los gobiernos de todo el mundo intentan desesperadamente aplanar la curva de crecimiento del coronavirus, la industria de los negocios digitales hace lo contrario: acelera.


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El mundo de la tecnología y los nuevos negocios digitales ya venían insistiendo, hace largos meses, con el tema. Pido permiso para usar una metáfora futbolera. Fundamentalmente cloud (nube), pero también big data, inteligencia artificial, IoT y varios jugadores más que ya sonaban hace rato entre los hinchas y los medios, tuvieron que salir a la cancha de un día para el otro, en medio de un partido muy complicado, chivo. Es cierto que habían entrenado y precalentado mucho y estaban a la altura de las circunstancias. También es cierto que, como decía mi abuelo, los pingos se ven en la cancha. Y que ya vimos a muchos que pintaban para cracks pero, a la hora de la verdad, no podían ni levantar las piernas. No es el caso. La tecnología, al menos hasta el momento, está cumpliendo con un desempeño impecable en el campo de juego.
La tecnología supo estar a la altura de la gran crisis sanitaria que sufre el mundo. Así que, señoras y señores, finalmente y después de mucho insistir, entramos en la era de la digitalización. Real y concreta.
Veamos entonces cuáles son algunos de los principales cambios tecnológicos que aceleró la crisis así, de paso, podemos chusmear un poco el mundo que nos espera después de esta insoportable cuarentena.

Videollamadas
Obligados a estar encerrados en nuestras casas, cientos de millones usuarios en todo el mundo no tuvimos otra opción que trabajar y conectarnos con el mundo exterior, familiares, amigos, parejas, hijos, etc., a través de plataformas de videollamadas. También lo hicieron los gobiernos y las empresas, chicas y grandes. Así apareció Zoom pero también Houseparty, que tuvieron un crecimiento exponencial en los últimos dos meses. Epic Games, el fabricantes de Fornite, compró Houseparty el año pasado. Buena jugada. Hoy vale el triple.
La competencia entre los servicios de videollamadas para hablar en grupo se endureció y surgieron varias opciones. Instagram no quiso quedarse atrás de los grupos de amigos online y estrenó la función Co-watching, que permite hasta seis usuarios a la vez en una misma videollamada y compartir contenidos entre ellos. Mientras tanto, Facebook Messenger permite interactuar con hasta cincuenta personas pero solo seis pueden usar la cámara en simultáneo. El resto puede participar solo mediante la voz.
Skype, propiedad de Microsoft, creció un 70% en todo el mundo y 40 millones de personas la usan todos los días. La empresa anunció la nueva función Meet Now que permite hacer videoconferencias gratis sin necesidad de registrarse ni bajarse la aplicación, como en el caso de Zoom.
Otras aplicaciones como Discord y Marco Polo también crecieron. Vlada y Michael Bortnik lanzaron esta última en 2016 en Palo Alto, California, con el objetivo de mantenerse en contacto con sus familiares polacos.
Para los usuarios de iPhone y Mac, la opción es FaceTime, que aloja hasta treinta usuarios a la vez en una misma reunión. Y Google tiene la app Duo, que permite hasta ocho usuarios al mismo tiempo, y la versión gratuita de Hangouts, que habilita videoconferencias de hasta diez personas.

Educación
En este rubro creo que es donde se dio el salto tecnológico más importante e interesante. Durante largos años se habló de lo disruptivo de la tecnología en la educación, del e-learning, de las clases a distancia, de la tecnología en el aula y en las universidades, de la capacitación de maestros y profesores, etc. Horas y horas de charlas de expertos y no tanto que decían cómo debía pegarse el salto que, por diversas razones (reales y de las otras), no se terminaba de dar. Pero lo cierto es que, hasta el momento, nada ni nadie hizo más por la educación a distancia que el coronavirus. En pocos días, millones de maestros y alumnos, chicos de primaria, secundaria y universitarios, tuvieron que aprender a manejar plataformas online, hacer la tarea, estudiar matemáticas y lengua… Como en clase, pero en casa.
De la noche a la mañana aparecieron varias plataformas, algunas mejores que otras. Un muy buen artículo sobre este tema publicado en Bloomberg.com explica el exitoso caso de la aplicación Google Classroom, que duplicó los usuarios activos a más de 100 millones desde principios de marzo. En la nota se cuenta cómo Javier Soltero, vicepresidente de Google, recibió un correo electrónico del ministro de Educación de Italia, pidiéndole ayuda porque necesitaba mover con urgencia todo el sistema escolar online de su país (se sabe, uno de los más castigados por el virus) al software de Google. Así fue como millones de niños italianos ahora aprenden desde sus casas mediante los servicios de Google, que además son gratuitos. Gracias al reparto de sus notebooks Chromebook con el soft preinstalado, la empresa de California domina el mercado educativo de los Estados Unidos con el 60% de las escuelas, frente a Apple, Microsoft y otras plataformas de gestión online como Canvas y Edmodo. Adaptarse o morir.
Pero Soltero explica que después de Italia empezó a recibir pedidos de otros países, uno tras otro, todos con necesidades similares. A final del día, aquella frase de “cloud first” como estrategia de negocios era cierta. Las empresas que ya estaban instaladas en la nube, hoy quedaron mejor posicionadas. Y la nube de las grandes como Google, Amazon Web Services, Microsoft Azure, Huawei, Telefónica y Red Hat (ahora de IBM), resultaron ser las mejores para soportar la alta demanda y para dar una respuesta rápida y confiable, dos cualidades muy requeridas por el mundo profesional en momentos de crisis como este.
Ahora lo que hay que lograr es algo tan simple como complejo: reducir la brecha digital que existe entre los chicos de menos recursos y los que más tienen. Esto se percibe, sobre todo, en la calidad de los dispositivos que usan (notebooks) y en la conectividad a internet: aunque parezca obvio, el acceso a internet no es igual entre países y ni siquiera entre las distintas regiones de un mismo país. En Italia, por ejemplo, Google tuvo que asociarse con empresas de telecomunicaciones para que los estudiantes pudieran usar una línea telefónica normal para ver y escuchar las clases con sus profesores. Está claro que no es lo mismo una escuela en el norte de Salta que en Palermo. Pero también está claro que cuando el mundo vuelva a la normalidad, a algo parecido a lo que era la precuarentena, la forma de educar en las escuelas ya no será la misma.
Después, en paralelo, durante la cuarentena florecieron los cursos, charlas, capacitaciones, webinars, talleres, vivos en Instagram, seminarios online, contenidos (gratuitos o liberados) sobre casi cualquier tema y con mucha gente valiosa. Un dato: la cantidad total de views en YouTube creció un 75% durante la pandemia.
Bienvenidos todos estos cursos, porque en los momentos de aburrimiento, nada mejor que aprender algo nuevo y útil, o estimular la creatividad y la imaginación. En definitiva, que nos haga la vida un poco más placentera. Quedó demostrado que estamos atravesando una era en la cual el contenido es el verdadero rey. La cantidad de contenido liberado, desde cine, libros y revistas hasta clases, documentales y talleres, sigue siendo impresionante. La inteligencia artificial fue otra de las grandes ganadoras durante la crisis, porque con el aumento del consumo digital las grandes empresas como Google, Amazon, Facebook (WhatsApp e Instagram) y Netflix, por mencionar algunas, recibieron una descomunal inyección de volúmenes de datos digitales. Y también debemos incluir los datos que generan China, Japón y los demás países, más todos los gobiernos y las empresas del planeta. Eso se traduce en más y mejores algoritmos a futuro. Si los datos son el nuevo oro, entonces durante esta pandemia se descubrieron minas enteras de nueva información. Recordemos que la epidemia fue detectada antes por el mundo tecnológico que por la OMS.

Trabajo remoto (aka home office)
Otro rubro que ya venía asomando pero no terminaba de pegar el estirón. Cuando se debatía sobre los pro y los contra del home office —si oficina compartida o flexible, si ayudaba o perjudicaba a las reuniones de trabajo, etc.—, llegó el Señor COVID-19 y nos obligó a todos a trabajar desde casa sin excusas ni peros. Quedó claro que, aun con sus limitaciones, se puede trabajar remotamente en muchos rubros, que nos ahorra más tiempo y energía a todos y, sobre todo, descongestiona la ciudad, reduciendo no solo el smog, sino también el dinero de traslado (nafta, peajes, estacionamiento). Por supuesto, hay rubros y rubros, pero lo cierto es que según datos de Adecco, el 56% de los argentinos trabajó de forma remota por primera vez durante esta cuarentena. Y otro dato: el 25% de los encuestados preferiría siempre trabajar de esta manera de ahora en adelante.
Obviamente, con cada nueva adopción tecnológica, surgen problemas que antes no existían. El home office masivo y no planificado, por ejemplo, dejó al descubierto que la gran mayoría de las empresas grandes y pymes no contaban con protocolos de seguridad para proteger su información fuera de las oficinas. Un informe elaborado por Cisco, “Seguridad digital en tiempos de COVID-19”, sostiene que en una empresa hay tres fases para planificar una estructura de trabajo remota eficiente y segura. “La primera es la adopción de una VPN y herramientas de comunicación para el trabajo remoto.
La segunda es la migración total de datos y herramientas de seguridad a la nube. Y la tercera son los procesos de autenticación de empleados remotos. Lo que hemos visto es que muchas empresas se preocupan únicamente por la primera fase y consideran solo soluciones VPN para garantizar la seguridad del acceso remoto, y esto crea problemas”, dice el informe.
También Zoom tuvo problemas cuando, en plena expansión de su servicio, sufrió intromisiones masivas de trolls que se hackeaban las reuniones para distribuir contenido ofensivo, porno, etc. De hecho varias empresas y escuelas de todo el mundo desalentaron o directamente prohibieron su uso.
De vuelta, las condiciones sociales y económicas tan desiguales aparecen frente a este tema. La falta de infraestructura digital hogareña (al menos una conexión segura a internet y un dispositivo digital en buenas condiciones) es un obstáculo para la adopción del teletrabajo. Hay trabajos y trabajos. No es lo mismo trabajar con una Mac y wifi en una oficina remota tipo WeWork o desde una casa diseñando un folleto que ser cajera de un supermercado. En las franjas más vulnerables de la población (que en nuestro país son muy grandes), el teletrabajo no solo es una utopía sino que es imposible de implementar.

Aceleración digital
Parece que el futuro no nos encontrará ni unidos ni dominados. Nos encontrará encerrados. Entonces ya sea para pagar un servicio, comprar un producto, cobrar un sueldo o la jubilación o concretar un trámite administrativo (turnos, formularios, firmas electrónicas, etc.), internet ganó terreno muy valioso entre los usuarios. En líneas generales, todo lo que se haga online y resulte una experiencia satisfactoria para el usuario, no se vuelve nunca más a realizar en modo off line. Esto significa un ahorro considerable de tiempo, dinero y papel.
Otra cuestión que se aceleró es el comercio y los pagos electrónicos. Mercado Libre (dueño de Mercado Pago) fue uno de los grandes ganadores en esta crisis: la gente que ya compraba, compró más, y los que nunca habían comprado, se animaron y quedaron satisfechos. Desde la plataforma indicaron que tuvieron 1,7 millones de nuevos compradores digitales. ¿Cómo volver a comprar algo en el retail tradicional cuando podemos hacerlo desde casa y pagando con tarjeta de crédito o débito y que llegue al otro día? Difícil.
Mientras los bancos y los locales para pagar en efectivo cerraron, la mayoría de las fintech locales siguieron operando con normalidad y esto no solo impulsó el crecimiento de la nueva industria en un contexto adverso, sino que generó confianza y seguridad en los consumidores y clientes.
Mercado Pago se ubicó por primera vez entre las diez apps fintech más descargadas del mundo. Si bien cayó fuerte el pago en locales con la app, tuvo un récord en pagos de servicios, con un crecimiento del 100% entre usuarios, también gracias a los municipios que lo usaron para la recaudación de impuestos. Y en la categoría de pagos no presenciales (cuando un comercio nos manda el link por WhatsApp para pagar), el modo link de pagos creció un 90%.

Anuncian en la edición #135