opinión : tecnología
Acelerar en la curva
Por Lalo Zanoni
Periodista especializado en comunicación digital y nuevos negocios
Entre las varias frases que se repiten sin parar en los medios y redes sociales durante lo
que va de esta pandemia y cuarentena, hay una que se refiere a que el mundo no será el
mismo después de esta crisis. Que va a cambiar. Sin embargo, nadie sabe exactamente qué
va a cambiar, ni cómo, por la sencilla razón de que tampoco nadie sabe bien qué tipo de
mundo quedará cuando pase todo este asunto. ¿Será mejor o peor? ¿Veremos un mundo
más amable, humano e inclusivo o, por el contrario, más despiadado, individualista y
depredador de sus recursos?
Pero que va a cambiar, va a cambiar, repiten casi todos como un nuevo mantra. Yo no
estoy tan seguro. O sí. Es decir, el mundo cambia siempre, constantemente. Y más en
las últimas dos décadas. El tema es la velocidad de ese cambio. A veces es más lento, a
veces más rápido. Tal vez podemos coincidir en que el coronavirus acelerará algo que,
como un jinete pura sangre, ya venía galopando en el horizonte: la transformación
digital.
Porque siempre la tecnología se mueve con una lógica diferente del resto de las industrias.
Mientras en estos meses los gobiernos de todo el mundo intentan desesperadamente
aplanar la curva de crecimiento del coronavirus, la industria de los negocios digitales
hace lo contrario: acelera.
***
El mundo de la tecnología y los nuevos negocios digitales ya venían insistiendo, hace largos
meses, con el tema. Pido permiso para usar una metáfora futbolera. Fundamentalmente
cloud (nube), pero también big data, inteligencia artificial, IoT y varios jugadores más
que ya sonaban hace rato entre los hinchas y los medios, tuvieron que salir a la cancha de
un día para el otro, en medio de un partido muy complicado, chivo. Es cierto que habían
entrenado y precalentado mucho y estaban a la altura de las circunstancias. También
es cierto que, como decía mi abuelo, los pingos se ven en la cancha. Y que ya vimos a
muchos que pintaban para cracks pero, a la hora de la verdad, no podían ni levantar las
piernas. No es el caso. La tecnología, al menos hasta el momento, está cumpliendo con
un desempeño impecable en el campo de juego.
La tecnología supo estar a la altura de la gran crisis sanitaria que sufre el mundo. Así
que, señoras y señores, finalmente y después de mucho insistir, entramos en la era de
la digitalización. Real y concreta.
Veamos entonces cuáles son algunos de los principales cambios tecnológicos que aceleró
la crisis así, de paso, podemos chusmear un poco el mundo que nos espera después de
esta insoportable cuarentena.
Videollamadas
Obligados a estar encerrados en nuestras casas, cientos de millones usuarios en todo
el mundo no tuvimos otra opción que trabajar y conectarnos con el mundo exterior,
familiares, amigos, parejas, hijos, etc., a través de plataformas de videollamadas.
También lo hicieron los gobiernos y las empresas, chicas y grandes. Así apareció Zoom
pero también Houseparty, que tuvieron un crecimiento exponencial en los últimos dos
meses. Epic Games, el fabricantes de Fornite, compró Houseparty el año pasado. Buena
jugada. Hoy vale el triple.
La competencia entre los servicios de videollamadas para hablar en grupo se endureció
y surgieron varias opciones. Instagram no quiso quedarse atrás de los grupos de amigos
online y estrenó la función Co-watching, que permite hasta seis usuarios a la vez en
una misma videollamada y compartir contenidos entre ellos. Mientras tanto, Facebook
Messenger permite interactuar con hasta cincuenta personas pero solo seis pueden usar
la cámara en simultáneo. El resto puede participar solo mediante la voz.
Skype, propiedad de Microsoft, creció un 70% en todo el mundo y 40 millones de personas
la usan todos los días. La empresa anunció la nueva función Meet Now que permite hacer
videoconferencias gratis sin necesidad de registrarse ni bajarse la aplicación, como en
el caso de Zoom.
Otras aplicaciones como Discord y Marco Polo también crecieron. Vlada y Michael Bortnik
lanzaron esta última en 2016 en Palo Alto, California, con el objetivo de mantenerse en
contacto con sus familiares polacos.
Para los usuarios de iPhone y Mac, la opción es FaceTime, que aloja hasta treinta usuarios
a la vez en una misma reunión. Y Google tiene la app Duo, que permite hasta ocho usuarios
al mismo tiempo, y la versión gratuita de Hangouts, que habilita videoconferencias de
hasta diez personas.
Educación
En este rubro creo que es donde se dio el salto tecnológico más importante e interesante.
Durante largos años se habló de lo disruptivo de la tecnología en la educación, del
e-learning, de las clases a distancia, de la tecnología en el aula y en las universidades,
de la capacitación de maestros y profesores, etc. Horas y horas de charlas de expertos
y no tanto que decían cómo debía pegarse el salto que, por diversas razones (reales y
de las otras), no se terminaba de dar. Pero lo cierto es que, hasta el momento, nada ni
nadie hizo más por la educación a distancia que el coronavirus. En pocos días, millones
de maestros y alumnos, chicos de primaria, secundaria y universitarios, tuvieron que
aprender a manejar plataformas online, hacer la tarea, estudiar matemáticas y lengua…
Como en clase, pero en casa.
De la noche a la mañana aparecieron varias plataformas, algunas mejores que otras. Un
muy buen artículo sobre este tema publicado en Bloomberg.com explica el exitoso caso
de la aplicación Google Classroom, que duplicó los usuarios activos a más de 100 millones
desde principios de marzo. En la nota se cuenta cómo Javier Soltero, vicepresidente de
Google, recibió un correo electrónico del ministro de Educación de Italia, pidiéndole
ayuda porque necesitaba mover con urgencia todo el sistema escolar online de su país
(se sabe, uno de los más castigados por el virus) al software de Google. Así fue como
millones de niños italianos ahora aprenden desde sus casas mediante los servicios de
Google, que además son gratuitos. Gracias al reparto de sus notebooks Chromebook
con el soft preinstalado, la empresa de California domina el mercado educativo de los
Estados Unidos con el 60% de las escuelas, frente a Apple, Microsoft y otras plataformas
de gestión online como Canvas y Edmodo. Adaptarse o morir.
Pero Soltero explica que después de Italia empezó a recibir pedidos de otros países,
uno tras otro, todos con necesidades similares. A final del día, aquella frase de “cloud
first” como estrategia de negocios era cierta. Las empresas que ya estaban instaladas
en la nube, hoy quedaron mejor posicionadas. Y la nube de las grandes como Google,
Amazon Web Services, Microsoft Azure, Huawei, Telefónica y Red Hat (ahora de IBM),
resultaron ser las mejores para soportar la alta demanda y para dar una respuesta rápida
y confiable, dos cualidades muy requeridas por el mundo profesional en momentos de
crisis como este.
Ahora lo que hay que lograr es algo tan simple como complejo: reducir la brecha digital
que existe entre los chicos de menos recursos y los que más tienen. Esto se percibe,
sobre todo, en la calidad de los dispositivos que usan (notebooks) y en la conectividad a
internet: aunque parezca obvio, el acceso a internet no es igual entre países y ni siquiera
entre las distintas regiones de un mismo país. En Italia, por ejemplo, Google tuvo que
asociarse con empresas de telecomunicaciones para que los estudiantes pudieran usar
una línea telefónica normal para ver y escuchar las clases con sus profesores. Está claro
que no es lo mismo una escuela en el norte de Salta que en Palermo. Pero también
está claro que cuando el mundo vuelva a la normalidad, a algo parecido a lo que era la
precuarentena, la forma de educar en las escuelas ya no será la misma.
Después, en paralelo, durante la cuarentena florecieron los cursos, charlas, capacitaciones,
webinars, talleres, vivos en Instagram, seminarios online, contenidos (gratuitos o
liberados) sobre casi cualquier tema y con mucha gente valiosa. Un dato: la cantidad
total de views en YouTube creció un 75% durante la pandemia.
Bienvenidos todos estos cursos, porque en los momentos de aburrimiento, nada mejor que
aprender algo nuevo y útil, o estimular la creatividad y la imaginación. En definitiva, que
nos haga la vida un poco más placentera. Quedó demostrado que estamos atravesando
una era en la cual el contenido es el verdadero rey. La cantidad de contenido liberado, desde
cine, libros y revistas hasta clases, documentales y talleres, sigue siendo impresionante.
La inteligencia artificial fue otra de las grandes ganadoras durante la crisis, porque con
el aumento del consumo digital las grandes empresas como Google, Amazon, Facebook
(WhatsApp e Instagram) y Netflix, por mencionar algunas, recibieron una descomunal
inyección de volúmenes de datos digitales. Y también debemos incluir los datos que
generan China, Japón y los demás países, más todos los gobiernos y las empresas del
planeta. Eso se traduce en más y mejores algoritmos a futuro. Si los datos son el nuevo oro,
entonces durante esta pandemia se descubrieron minas enteras de nueva información.
Recordemos que la epidemia fue detectada antes por el mundo tecnológico que por la
OMS.
Trabajo remoto (aka home office)
Otro rubro que ya venía asomando pero no terminaba de pegar el estirón. Cuando se
debatía sobre los pro y los contra del home office —si oficina compartida o flexible,
si ayudaba o perjudicaba a las reuniones de trabajo, etc.—, llegó el Señor COVID-19 y
nos obligó a todos a trabajar desde casa sin excusas ni peros. Quedó claro que, aun con
sus limitaciones, se puede trabajar remotamente en muchos rubros, que nos ahorra
más tiempo y energía a todos y, sobre todo, descongestiona la ciudad, reduciendo no
solo el smog, sino también el dinero de traslado (nafta, peajes, estacionamiento). Por
supuesto, hay rubros y rubros, pero lo cierto es que según datos de Adecco, el 56% de
los argentinos trabajó de forma remota por primera vez durante esta cuarentena. Y otro
dato: el 25% de los encuestados preferiría siempre trabajar de esta manera de ahora en
adelante.
Obviamente, con cada nueva adopción tecnológica, surgen problemas que antes no
existían. El home office masivo y no planificado, por ejemplo, dejó al descubierto que la
gran mayoría de las empresas grandes y pymes no contaban con protocolos de seguridad
para proteger su información fuera de las oficinas. Un informe elaborado por Cisco,
“Seguridad digital en tiempos de COVID-19”, sostiene que en una empresa hay tres
fases para planificar una estructura de trabajo remota eficiente y segura. “La primera
es la adopción de una VPN y herramientas de comunicación para el trabajo remoto.
La segunda es la migración total de datos y herramientas de seguridad a la nube. Y la
tercera son los procesos de autenticación de empleados remotos. Lo que hemos visto es
que muchas empresas se preocupan únicamente por la primera fase y consideran solo
soluciones VPN para garantizar la seguridad del acceso remoto, y esto crea problemas”,
dice el informe.
También Zoom tuvo problemas cuando, en plena expansión de su servicio, sufrió
intromisiones masivas de trolls que se hackeaban las reuniones para distribuir contenido
ofensivo, porno, etc. De hecho varias empresas y escuelas de todo el mundo desalentaron
o directamente prohibieron su uso.
De vuelta, las condiciones sociales y económicas tan desiguales aparecen frente a este
tema. La falta de infraestructura digital hogareña (al menos una conexión segura a
internet y un dispositivo digital en buenas condiciones) es un obstáculo para la adopción
del teletrabajo. Hay trabajos y trabajos. No es lo mismo trabajar con una Mac y wifi en
una oficina remota tipo WeWork o desde una casa diseñando un folleto que ser cajera
de un supermercado. En las franjas más vulnerables de la población (que en nuestro
país son muy grandes), el teletrabajo no solo es una utopía sino que es imposible de
implementar.
Aceleración digital
Parece que el futuro no nos encontrará ni unidos ni dominados. Nos encontrará encerrados.
Entonces ya sea para pagar un servicio, comprar un producto, cobrar un sueldo o la
jubilación o concretar un trámite administrativo (turnos, formularios, firmas electrónicas,
etc.), internet ganó terreno muy valioso entre los usuarios. En líneas generales, todo lo
que se haga online y resulte una experiencia satisfactoria para el usuario, no se vuelve
nunca más a realizar en modo off line. Esto significa un ahorro considerable de tiempo,
dinero y papel.
Otra cuestión que se aceleró es el comercio y los pagos electrónicos. Mercado Libre
(dueño de Mercado Pago) fue uno de los grandes ganadores en esta crisis: la gente
que ya compraba, compró más, y los que nunca habían comprado, se animaron y
quedaron satisfechos. Desde la plataforma indicaron que tuvieron 1,7 millones de nuevos
compradores digitales. ¿Cómo volver a comprar algo en el retail tradicional cuando
podemos hacerlo desde casa y pagando con tarjeta de crédito o débito y que llegue al
otro día? Difícil.
Mientras los bancos y los locales para pagar en efectivo cerraron, la mayoría de las
fintech locales siguieron operando con normalidad y esto no solo impulsó el crecimiento
de la nueva industria en un contexto adverso, sino que generó confianza y seguridad en
los consumidores y clientes.
Mercado Pago se ubicó por primera vez entre las diez apps fintech más descargadas del
mundo. Si bien cayó fuerte el pago en locales con la app, tuvo un récord en pagos de
servicios, con un crecimiento del 100% entre usuarios, también gracias a los municipios
que lo usaron para la recaudación de impuestos. Y en la categoría de pagos no presenciales
(cuando un comercio nos manda el link por WhatsApp para pagar), el modo link de
pagos creció un 90%.