editorial
Reporte Publicidad no cuenta,
te cuenta
Por Carlos Acosta
Foto Mariana Roveda
Un Gran Prix, un oro, cuatro platas, cinco bronces. Dicho así es solo información,
necesaria aunque insuficiente. Cannes es un lugar muy importante de competencia,
pero fundamentalmente de encuentro (obvio que si es presencial mucho mejor),
de conocimiento, de reflexión, de debate. Quedarnos en el león, y no en lo que
los leones significan, es recorrer solo una partecita del inmenso camino que el
festival nos propone.
No sabemos todavía si del COVID-19 saldremos mejores o peores; sí tenemos
la certeza de que salimos distintos, y para quienes trabajamos en comunicación
este es un dato más que importante, es fundamental. ¿A quién le estamos
hablando? ¿Cómo tenemos que hacerlo? ¿Estamos escuchando? La brecha entre
los interrogantes y las certezas se va achicando en los países “más vacunados”.
Quienes sufrimos todavía los efectos más devastadores de la pandemia, buscamos
afanosamente algunas pistas para seguir en carrera. ¿Pero dónde encontrarlas
con tan escaso tiempo para dedicarle y una enorme oferta de contenidos de
dudosa procedencia?
Desde hace ya un tiempo largo, festivales como Cannes, SXSW (Austin) o encuentros
de publicaciones prestigiosas como The Atlantic, ofrecen un menú de temas y
expositores muy pertinentes al mundo de la comunicación. Y allí estamos. Por
eso el número de este mes está centrado en el informe especial que preparamos
sobre las tendencias que nos dejó Cannes. Obviamente que hacemos foco en la
competencia y sus ganadores, y en el gran logro que tuvo la Argentina al alcanzar
el Grand Prix en Innovación; pero también vas a descubrir los caminos que está
tomando la comunicación detrás de cada Grand Prix, y la palabra de expositores
más que interesantes que tuvo el festival: desde Yuval Noah Harari hasta Ryan
Reynolds.
Pero esta edición no se trata solo de Cannes. Tenemos en exclusiva la palabra
de un grande como Sir John Hegarty, quien nos cuenta qué tiene que ver la AI
con la creatividad y por qué decidió entrar en ese mundo; además de celebrar los
veinte años de la Serpentine Pavilions, la presentación del libro Cultura snack y
los habituales contenidos sobre marketing, medios, tecnología y diseño.
En lo personal, quisiera cerrar con una reflexión sobre lo que nos dejó el festival,
que excede largamente la performance de este año de la Argentina. Produciendo
los programas especiales de TV y observando los trabajos ganadores, la sensación
es más o menos la misma que cuando hace treinta años pisé el Palais por primera
vez junto a otros muchos que años después colocaron a la creatividad argentina
entre las cinco mejores del mundo. La brecha es nuevamente enorme. Dudo que
sea un tema de talento, creo que se trata de foco, de mercado y, por supuesto,
de la economía argentina que rara vez acompañó. Sería muy bueno que marcas y
agencias tomaran nota de esta necesidad de apostar por comunicación de calidad
y no distraerse con premios de plástico. Mucho más teniendo en cuenta lo que
venimos observando: solo con el mercado interno el negocio es inviable. Hay
espacio, como este, para recuperar el terreno perdido. El Grand Prix lo demuestra.
Sincerémonos y trabajemos juntos, pero en serio.