Con 12 años en el mercado, Don se consolidó como la agencia independiente más exitosa del país y un muy buen 2020 a pesar de la pandemia lo confirma. Entrevistamos a su CEO y fundador sobre el secreto detrás de Don.
En un año complejísimo, la agencia ganó dieciocho
proyectos. ¿Cuál es la fórmula? Uno transmite lo que gana, pero no lo que pierde. Y creo
que este año todos perdimos algo. La agencia tiene un ritmo
muy fuerte pero a su vez tiene un equipo muy aceitado. Y
la verdad que este año eso se corroboró por esta dinámica.
Este año hicimos una apuesta que salió bien: en vez de
jugar a sostener, vamos a jugar a ganar. En vez de achicar,
agrandemos. En vez de responder, vamos a buscar. Y le
metimos mucha dinámica los primeros tres meses del año.
Quisimos salir del lugar de víctima. Estuvimos activos, con
un grado también de inconsciencia, ¿no? Y todos se creyeron
ese plan, todos estuvieron muy conectados y eso nos llevó a
que estamos hoy acá. La charla con Mariano [Ricciarelli] y
con Santi [Sarni] fue “salgamos del estado de angustia, de
problema, y vamos a buscar”. Don no deja de ser una pyme,
una empresa familiar. Si no salís a buscar… nadie te toca la
puerta. Hay algo de supervivencia y de voracidad.
Te escuché hablar de Don como una agencia con una mirada
altruista, que es un poco difícil en esta industria. ¿Me lo
explicás? Nosotros lo traducimos en dar nuestra mejor versión. Es
como competimos contra nosotros mismos. De alguna
manera es no ir en contra, sino a favor de algo. Fue un año en
el que a las marcas que nos acompañan hace mucho tiempo
les pusimos todo. Una disposición y una incondicionalidad
total. Básicamente mis primeros seis meses del año estuve
cuidando a mis hijos y cuidando al resto de la gente de Don.
El foco estuvo ahí, no había otra cosa. Se trata de mostrar
la vocación de servicio. Entonces hay algo ahí también de
altruismo, sos una empresa de servicios. Quizás tu cliente
tiene que solucionar temas que son importantes para su
dinámica… y acompañarlo te transforma en una agencia
humana, no una agencia a la que llamás solo cuando tenés
algo. Y me parece que eso es cercano al altruismo. No nos
dan lo mismo muchas cosas y empezás a subir la vara en el
compromiso, en la incondicionalidad.
Están trabajando en Colombia, en México, tienen a Estados
Unidos como horizonte. ¿Es condición para el éxito estar
en la región hoy? Primero ese es el resultado de un plan que nos falló muchos
años. Este año salió, pero no salió muchos años. Tiene que
ver con la dinámica de no darse por vencido. Yo no me resigno
a pensar que nos tiene que ir bien por el costo-beneficio. No
es eso. Nos va bien por el talento que tiene el país. Porque
de alguna manera hay países más baratos que nosotros.
Ahora no les van a comprar ideas a esos países. Hay que ser
responsables, porque si no parecería que el compromiso
es una transacción económica, y no, el compromiso es de
otro tipo. Te eligen por la calidad que vos les podés dar. La
monetización es una circunstancia aparte.
Es una oportunidad para aprovechar, y que la Argentina
sea una usina de talento de vuelta. Está en nuestras manos.
El ciclo económico ayuda a que nos vuelvan a mirar. Esta
profesión reconvirtió ese problema que tenía la Argentina
de vender solo materia prima. Ahora vende valor agregado.
Es otra cosa.
La pandemia también demostró que puede haber otra
manera de trabajar, ¿no? Bueno, eso nos hizo iguales. Por ejemplo, nos sentamos a
jugar en México con una agencia mexicana. Las condiciones
son iguales para todos. Todo se puso más voraz también
pero acá hay talento. También se fue mucho talento. Como
siempre pasa, hay un montón de chicos de entre 30 y 35 años
que se fueron afuera. Entonces tenés esa crisis de talento,
pero es como el fútbol, siempre surge nuevo por eso es
importante seguir capacitándolos.
¿Qué rescatás como positivo de este año y qué te gustaría
olvidar? La sensación de incertidumbre en general, hablo a nivel
país no de la profesión. La Argentina convive con la
incertidumbre, pero cuando se hace tan latente, se hace tan
presente, impacta en el clima social, y eso para nosotros
no es bueno. Tenés que ser muy cuidadoso con qué decir,
qué no, y estar en sintonía con ese estado de ánimo. Y como
sociedad tenemos una tendencia a irnos para abajo. Todos
debemos estar muy atentos.
Como positivo rescato el vértigo del segundo semestre. Hoy
justo hablaba con un cliente que llamó para invitarnos a un
proyecto. ¿Cuándo hay que presentarlo? La primera semana
de enero. Igual hay que entender que la gente se tiene que
permitir soltar en algún momento, porque fue un año de
mucha tensión. El vértigo está bueno pero también hay que
entender que la energía es una y hay que cuidarla.
Si hablamos de temperatura social, ¿sentís que haber
estado trabajando en comunicación política te dio una
ventaja frente a otros? Sin dudas. Pero no estoy seguro si lo volvería a hacer. Estoy
evaluando no volver a hacerlo, pero te puedo asegurar que la
experiencia de haberlo hecho a ese nivel, lo que participé y
lo que viví, me hizo aprender muchísimo. De los desaciertos
sobre todo y de algunos aciertos. Te cambia totalmente la
mirada. A mí no me cuenten cómo es una casa en el Conurbano,
estuve adentro, hablé, la visité. No me cuenten lo que es el
norte del país, estuve. Es un laburo etnográfico que te queda.
Y muchas cosas que veíamos, que vi o que pensaba se iban
a dar, se están dando. Pudimos ver ese cambio cultural. Que
el 65% de los chicos jóvenes son pobres es más que un dato.
Tenés que hablar con ellos, porque de alguna manera no
todo está perdido. Hay que conectarse con el cómo. Cómo
reconstruís la aspiracionalidad con ellos. Todas las marcas
buscan trabajar en ese segmento, 15-21 años, y muchas
marcas generan aspiracionalidad y dan impulso al consumo.
Los nuevos consumidores de las marcas están ahí. Pero si
vos tenés 65% de pobres, ¿cómo es? ¿Cómo reconstruís la
confianza y la aspiracionalidad? Bueno, hay un montón de
maneras. No las voy a contar.
¿El marketing está viendo ese 65%? ¿No existe una especie
de ceguera frente a la Argentina real? Yo creo que muchos son conscientes. Puede ser que no lo
practiquen porque a veces es difícil dentro de la cultura de
una compañía. Pero creo que es cuestión de tiempo. Hoy es
un dato que hay que trabajar, hay que llevarlo a la práctica.
No debe quedar en un slide. ¿Cómo les hablo? ¿No será que
nosotros tenemos que cambiar lo que tenemos que decir?
¿No será que estamos haciendo siempre el mismo recorrido
y por ahí hay que hacer otro? A veces esas respuestas están
en la cultura, en la música, algo ahí me parece interesante.
Se habla de una especie de wake up call para el marketing en
esta pandemia. ¿Creés que es una oportunidad para hacer
otro tipo de comunicación y de marketing o volveremos a
la normalidad rápidamente? Sin dudas es una oportunidad de hacer otro marketing y de
acercar los productos o servicios a esa gente. Porque de alguna
manera es “Ok, yo te cambio el discurso, yo evoluciono la
personalidad, evoluciono el tono, evoluciono el cómo me
acerco, construyo esa empatía”. Tenemos más cosas en
común de las que creíamos. Ahora, a la hora de construirlo,
comprarlo, te tengo que dar un puente porque si no, no va. Y
ahí el país tiene temas estructurales…, algunas marcas van
a poder y otras no. Pero bueno, es un tema cultural. Verlo
ya es un paso. Después algunos van a tener posibilidades de
hacerlo mejor que otros.
¿Te desvela el tema de diversidad en la agencia? Hay una
lupa social hoy a la que estar atentos. Está mal definir por género, pero más del 50% de la agencia
son mujeres. Y soy un fanático de que áreas específicas
sean lideradas por mujeres. Regi Campagnini, sobre el área
de Plan Estratégico, por ejemplo, tiene una calidad y una
sensibilidad excelente. Sí me desvela el talento. Porque hay
un volumen de trabajo que lo necesita y una intensidad que
requiere muchas manos. Hacer una campaña hoy tiene no
menos de 150 elementos: idea, estrategia, cómo baja ese
contenido, cómo bajo eso a los clusters, segmentación,
etc., entonces necesitás gente. Hoy Gaby Huici lidera toda
la parte creativa en la agencia como CCO con una calidad
profesional y humana enorme. Santi y Mariano forman un
equipo que me deja muy tranquilo. Rafa y Daro, que son
directores creativos, han crecido este año de una manera
espectacular. Yo me doy cuenta de que alguien crece cuando
tiene la posibilidad de ponerse en el lugar del otro. Y ellos lo
logran. Y después todo el equipo digital. Hoy es el 40% del
staff de la agencia. Existe una curaduría del punto de vista
de la marca para que sea consistente en todos los lugares.
Para cerrar, ¿cómo imaginás la vuelta a la agencia? Creo que vamos a ir hacia otro lugar. Todos me están
preguntando “¿volvemos?”. Me imagino reuniones de
directores, de equipos de trabajo en la agencia y mucho
trabajo en casa. Estar todos juntos de vuelta bajo un mismo
lugar yo no lo veo posible. A nadie le alcanzan los metros para
estar todos juntos. Estamos hablando de la salud. De alguna
manera entendí que también uno puede ser productivo y
hacer mucho más foco desde ese lugar en donde está. Pero
creo que eso se puede dar porque es un grupo que hace
mucho tiempo que trabaja junto. Siempre uso la analogía
con el vestuario. Vos podés armar el dibujo de la estrategia
lo mejor posible, pero no lograríamos esa dinámica si no
tuviéramos tanto tiempo trabajando juntos. Hay aciertos
después de muchos desaciertos. Los desaciertos no se
publican, no se cuentan, pero de ellos aprendés. Este es un
equipo que aprendió.